Eugenio Amézquita Velasco

-Restaurará Gabriela Ponzanelli la estatua vandalizada del jefe apache “Indio Victorio” en plaza del Centro Histórico en Chihuahua.
-La escultora Gabriela Ponzanelli y su papá, Ricardo Ponzanelli, autores de la estatua ecuestre de Villa en Celaya, Guanajuato
-Desde el 2019, despojaron parte del caballo de Victorio y desaparece la placa de bronce frente a la escultura.  
-El símbolo de resistencia apache, mutilado en uno de los parques más transitados de la capital.
-Pedro Cedillo, mejor conocido como el Indio Victorio, fue raptado por apaches y se convirtió en el líder más temido del norte mexicano.  
-Durante una década desafió a México y EE.UU., hasta caer en batalla en Chihuahua en 1880.  
-Su muerte marcó el ocaso de la resistencia apache y el inicio de la pacificación del desierto.  
-Tres Castillos se convirtió en tumba simbólica de una nación indígena que nunca se rindió.

La emblemática figura del jefe apache Victorio, dañada por actos vandálicos, será restaurada por la escultora Gabriela Lorena Ponzanelli Montes, hija del autor original Ricardo Ponzanelli, heredando así la defensa escultórica de la memoria indígena.

La pieza se encuentra en el Centro de Acopio de la Dirección de Mantenimiento Urbano del Municipio, ubicado en Pekín y 14, en Lomas-Campestre, en espera de intervención técnica.

Los trabajos para reubicarla iniciaron esta semana en la Plaza de Pueblos Originarios, en el corazón del Centro Histórico. En abril, la estatua fue recuperada tras sufrir robo y destrozos cuando se hallaba en la vialidad Sacramento: una pata del caballo fue arrancada, parte del cuerpo quebrada y las riendas sustraídas, lo que motivó su retiro.

En el nuevo espacio, ya se realizaron excavaciones para instalar la base; el objetivo no sólo es dignificar el monumento, sino también estrechar vínculos con los pueblos apaches contemporáneos.

Con esta restauración se busca no solo preservar la memoria, sino abrir caminos hacia el reconocimiento cultural en la región.

Considerado el epílogo de dos siglos de conflictos en el norte, Victorio permanece como símbolo férreo de la resistencia indígena.

Desfiguran el símbolo apache: Victorio pierde parte de su escultura en parque de Chihuahua

El 6 de mayo de 2019, los medios chihuahuenses dieron a conocer que durante un recorrido matutino en el Parque Lineal, ubicado en el Periférico Lombardo Toledano y Canal, visitantes notaron que la estatua del jefe apache Victorio había sido objeto de vandalismo.

La escultura, que muestra a Victorio montado sobre su caballo, presenta la ausencia de una pata delantera del equino. Además, la placa de bronce que identificaba el monumento también fue retirada.

La pieza fue reubicada en 2016 desde su emplazamiento original en la plaza del Ángel, como parte de un proyecto de recuperación urbana.

Victorio, el último relámpago apache: guerra, honor y muerte en Tres Castillos

Victorio, nacido como Pedro Cedillo en 1825 en la hacienda Encinillas, Chihuahua, fue un mestizo que a los seis años fue raptado por una partida apache. Su madre, María Cedillo, murió durante el ataque. Adoptado por los chiricahuas, aprendió su lengua, costumbres y tácticas de guerra, convirtiéndose en uno de sus líderes más respetados. Su nombre apache fue Bidu-ya o Beduiat, y más tarde sería conocido como **Victorio**, jefe de la banda chihenne, una de las ramas de los chiricahuas.

Durante décadas, los apaches resistieron la expansión territorial de México y Estados Unidos. Victorio emergió como figura clave entre 1872 y 1880, liderando incursiones desde Arizona hasta Chihuahua. Su lucha no fue solo militar: fue una defensa cultural, territorial y espiritual. Enfrentó a los ejércitos de ambos países, manteniéndose invicto hasta su última batalla.

En 1879, tras ser obligado a abandonar la reserva de San Carlos, Victorio huyó con su gente a las montañas de Black Range y luego cruzó a México. Su grupo incluía más de 300 personas: guerreros, mujeres, niños y ancianos. Durante un año, sus ataques pusieron en jaque a rancheros, militares y gobiernos. Se ofrecían recompensas por cabelleras apaches, y por la suya, 2,000 pesos.

La persecución culminó en octubre de 1880, cuando el coronel Joaquín Terrazas, con 350 hombres y el apoyo de exploradores tarahumaras, lo acorraló en Tres Castillos, una zona árida al noreste de Chihuahua. El 14 de octubre, Victorio fue herido de muerte por el tarahumara Mauricio Corredor, quien disparó su rifle calibre .44. Fue llevado por sus hombres a la cima del cerro, donde murió horas después.

Al amanecer del 15 de octubre, los apaches, sin municiones, lucharon cuerpo a cuerpo. Murieron 62 guerreros, 16 mujeres y niños. Ningún hombre adulto sobrevivió. La batalla de Tres Castillos marcó el fin de la resistencia organizada de los apaches en México.

Victorio no solo fue un guerrero. Fue símbolo de dignidad indígena, de lucha contra el despojo y de liderazgo espiritual. Su legado fue vengado por otros jefes como Ju (el Loco) y Gerónimo, quienes continuaron la lucha por años. Pero la muerte de Victorio fue el golpe más duro para la apachería.

El día que Chihuahua y los apaches fumaron la pipa de la paz: reconciliación tras 120 años de guerra

El 14 de octubre del año 2000, en un acto cargado de simbolismo y memoria, el gobierno del estado de Chihuahua —entonces encabezado por el gobernador Patricio Martínez— firmó un pacto de reconciliación con representantes de la nación apache, reconociendo oficialmente el valor histórico del jefe Victorio y el legado de los pueblos indígenas que habitaron el norte de México.

Este acuerdo se celebró exactamente 120 años después de la Batalla de Tres Castillos, ocurrida el 14 de octubre de 1880, donde Victorio cayó en combate frente a las tropas del coronel Joaquín Terrazas. La fecha fue elegida deliberadamente para cerrar un ciclo de conflicto que había dejado heridas profundas entre los pueblos originarios y el Estado mexicano.

El acto de reconciliación

El evento reunió a líderes de la Tribu Apache Mescalero de Nuevo México, como Sara Misquez y Frederik Chino, quienes viajaron a Chihuahua para participar en la ceremonia. Chino declaró que regresar a Chihuahua era como volver a la Sierra Madre de sus ancestros, tierra sagrada para su pueblo.

Durante el encuentro, se realizaron danzas tradicionales, cantos y rituales en espacios públicos como el parque El Palomar. El gesto fue interpretado como una forma de "fumar la pipa de la paz”, un símbolo de respeto mutuo y voluntad de sanar el pasado.

Recuperación de genealogías y memoria

El pacto también permitió que muchos mestizos chihuahuenses comenzaran a recuperar sus raíces genealógicas, reconociendo que parte de la riqueza étnica del estado proviene de las incursiones y asentamientos de tribus apaches, lipanes, chiricahuas y mezcaleros en siglos pasados.

El director del Instituto Chihuahuense de Cultura, Arturo Rico Bovio, señaló que este acto obligaría a reescribir parte de la historia regional, reconociendo la presencia apache como parte integral del tejido cultural de Chihuahua.

Monumento como símbolo de paz

En 2025, el monumento al Indio Victorio está en proceso de restauración y se pretende reubicar en la Plaza Tierra de Encuentro como memorial físico de la reconciliación. La escultura, dañada por vandalismo en años anteriores, está siendo rehabilitada con apoyo del gobierno municipal y colaboración directa de la comunidad apache. La placa del monumento que ahí se tenía, incluía una inscripción que recuerda el pacto de paz firmado en el año 2000.

Un precedente único

Este acuerdo es considerado único a nivel mundial, ya que pocas veces se ha documentado una reconciliación formal entre un gobierno estatal y una nación indígena guerrera. En contraste, estados como Sonora o Coahuila, que también tuvieron conflictos con los apaches, no han realizado actos similares.

Hoy, Tres Castillos es considerado la tumba simbólica de los apaches. No hay lápidas, pero sí trincheras, casquillos, puntas de flecha y una cueva donde resistieron los últimos guerreros. El eco de sus gritos aún resuena en el desierto, recordando que hubo un tiempo en que la libertad se defendía con lanza, caballo y fuego. #MetroNewsMx #GuanajuatoDesconocido