Narcoacuerdos, traiciones pactadas y silencio oficial: la guerra que México no quiere mirar
Redacción
-Ovidio pacta beneficios a cambio de información, mientras su familia cruza la frontera escoltada por acuerdos secretos.
-La DEA juega con fuego: recibe delatores y empuja guerras internas, desmantelando cárteles sin disparar una bala.
-Gobernadores en funciones, líderes del Congreso y militares, en la mira por vínculos con el narco; algunos ya con órdenes.
-El cártel Jalisco infiltra rutas de Sinaloa tras la traición pactada entre hermanos Guzmán y el colapso interno del imperio.
-La violencia crecerá: drones artillados, mercenarios extranjeros y misiles tierra-aire redefinen la guerra "narca" en México.
-EE.UU. exige resultados, pero no envía ni un dólar; México pone los muertos, las dudas, y los pactos bajo la alfombra.
-"El Mencho" se fortalece mientras Trump busca votos, y Sheinbaum queda atrapada entre dos fuegos que ya no puede apagar.
En entrevista, Julio Vaqueiro, conductor de Noticias Ahora, de Telemundo y el especialista en temas de seguridad y narcotráfico, David Saucedo, este último pone en claro que mientras Ovidio Guzmán negocia su comodidad desde una casa de seguridad en Estados Unidos, las entrañas del cártel de Sinaloa se desangran en una guerra interna pactada por hermanos, mientras gobernadores, generales y líderes políticos mexicanos se perfilan como posibles piezas de sacrificio. "El Mencho" acumula poder, el Estado mexicano maquilla muertos y Washington exige trofeos. Nadie está limpio. Nadie está libre. El silencio es la moneda más cara del narco.
La entrevista de Julio Vaqueiro con David Saucedo
Julio Vaqueiro:
En la relación entre México y Estados Unidos, la seguridad es una de las prioridades, si no es la prioridad para el presidente Donald Trump. El tema migratorio parece controlado en la frontera, pero el narcotráfico, de acuerdo con lo que el mismo presidente continúa declarando una y otra vez, es una prioridad para la Casa Blanca. La detención, la extradición y ahora el acuerdo de Ovidio Guzmán, uno de los hijos del Chapo, con el gobierno de Estados Unidos, ponen en aprietos al gobierno mexicano, a la presidenta Claudia Sheinbaum.
¿Qué información está dando Ovidio Guzmán al gobierno de Estados Unidos para alcanzar un acuerdo tan favorable para él? ¿Cómo queda parado el cártel de Sinaloa con estas negociaciones, incluida la del Mayo Zambada? ¿Qué pasa con la violencia en México? De todo eso hablamos con David Saucedo, experto en seguridad y en temas de narcotráfico en México.
Sabes que me interesaba mucho platicar contigo por el momento que está viviendo la relación México-Estados Unidos, sobre todo porque parece que para Washington el tema de seguridad es en este momento la prioridad. Me gustaría comenzar preguntándote: ¿quién es Ovidio Guzmán y por qué es importante entre México y Estados Unidos?
David Saucedo:
Después de la captura y extradición del Chapo Guzmán, los cárteles en México siguieron una lógica dinástica. Todo el poder, los contactos políticos, las redes de producción, comercialización y transporte de drogas fueron heredados por sus hijos, nacidos de distintos matrimonios. A pesar de tener madres diferentes, los hermanos se aliaron y mantienen una relación filial muy cercana.
Ovidio Guzmán pertenece a la élite del cártel de Sinaloa. Desde joven, estuvo involucrado en tareas de alto perfil vinculadas al narcotráfico. Tras la captura del Chapo, el cártel se fragmentó: el Mayo Zambada controló una parte importante, Damaso López "El Mini Lic", exfuncionario penitenciario que ayudó al Chapo a escapar, también se sumó al cártel. Los hijos del Chapo obtuvieron su propia fracción del imperio narco.
El cártel de Sinaloa siempre ha funcionado como una confederación de grupos. Los Chapitos y el Mayo Zambada eran las facciones más poderosas económicamente, aunque no las únicas. Ovidio llevó una vida de influencer y narco junior; no era líder absoluto, pero como hijo del Chapo tenía peso estratégico. Su papel se centraba como jefe regional, encargado de envíos de fentanilo hacia EE.UU. por la ruta del Pacífico. Por eso es comprensible que los norteamericanos lo consideren objetivo prioritario.
Fue protagonista del "culiacanazo", y el expresidente López Obrador confesó que ordenó su liberación ante la amenaza de ataques narcoterroristas contra población civil. "El Mayo Zambada" incluso ordenó la liberación de presos en Sinaloa para que se enfrentaran con las fuerzas públicas. Ovidio era uno de los herederos del "Chapo", y no estaban dispuestos a perderlo.
Julio Vaqueiro:
Entonces, tras la caída del Chapo, el cártel de Sinaloa se divide en facciones. Los Chapitos son una de ellas, y Ovidio es el menor de los hermanos, ¿correcto?
David Saucedo:
En efecto, es el más joven.
Julio Vaqueiro:
Y salta a la fama por el "culiacanazo". Luego es detenido en un operativo muy costoso, donde mueren soldados y sicarios. Hay quienes dicen que murieron más personas de las que se reportan oficialmente, ¿correcto?
David Saucedo:
Así fue. Estoy convencido de que el gobierno mexicano maquilla cifras. Las cifras oficiales de homicidios en operativos para capturar narcotraficantes suelen ser alteradas. En la segunda captura de Ovidio, motivada por presión de EE.UU., ya había fractura con el Mayo Zambada. Esta vez, el Mayo no salió a las calles para impedir el arresto, confirmando la división interna: cada grupo comenzó a caminar por su vía.
Julio Vaqueiro:
Diez soldados murieron, ¿cierto? Según datos oficiales...
David Saucedo:
Oficialmente, sí. Pero en redes aparecen testimonios de viudas y familiares de militares que fueron informados de muertes por “paro cardíaco” y jamás vieron los cuerpos. Esto refuerza la sospecha de que el ejército mexicano maquilla bajas para ocultar la brutalidad de la guerra contra el narco.
Julio Vaqueiro:
Aunque sean diez, son muchos. Y esto nos lleva a hablar del acuerdo entre EE.UU. y Ovidio Guzmán. ¿En qué están las negociaciones?
David Saucedo:
Son varias. EE.UU. logró algo inédito: tener en custodia simultáneamente a un miembro de Los Chapitos y a otro del grupo del Mayo Zambada. Esto les permite obtener información cruzada sobre narcolaboratorios, protección política-militar, empresarios lavadores de dinero, rutas y jefes de plaza. Cada uno ofrece datos sobre el grupo rival: Chapitos delata aliados del Mayo, y el Mayo entrega detalles de los Chapitos.
Es una estrategia perversa pero eficaz. Por primera vez, el gobierno norteamericano induce una erosión interna en el cártel más poderoso de México. En cuanto a Ovidio, parece estar colaborando, ofreciendo datos y testimonio a cambio de reubicación familiar y una multa irrisoria de $80 millones. No está en prisión de alta seguridad y habría sido trasladado a una casa bajo protección, lejos del riesgo de atentado.
También se exoneró a familiares cercanos de cargos por narcotráfico, todo a cambio de información estratégica. Esto contrasta con el trato al Chapo Guzmán, quien fue condenado sin negociación. Con Ovidio, EE.UU. muestra lo que sucede si un narco coopera, lo opuesto a lo que le ocurrió a su padre.
Además, hay otra negociación paralela poco discutida: el Cártel Jalisco Nueva Generación pactó una narcoalianza con Los Chapitos. Esto incluye traslado de armas, hombres y rutas de comercio hacia la facción de Ovidio para enfrentar al Mayo Zambada. Jalisco estaría accediendo a la preciada ruta del Pacífico que conecta con Los Ángeles y la costa este de EE.UU.
Julio Vaqueiro:
Bien, bueno, vamos a seguir hablando de esa negociación porque quiero entender cómo queda el mapa de las organizaciones criminales en México. Pero primero me quiero detener en la colaboración que hay entre Ovidio Guzmán y el gobierno de Estados Unidos. Se da a conocer un documento en donde se revela que Ovidio negocia la seguridad de su familia: su madre cruzó la frontera en mayo junto con otros familiares para resguardarse en territorio estadounidense. También se contempla el pago de 80 millones de dólares, además de la posible reducción de su sentencia —hasta el mínimo que marca la ley— lo que serían diez años de prisión.
Pero diez años parecen pocos para un hombre cuya detención implicó la muerte de diez soldados y que está vinculado directamente con la epidemia de sobredosis de fentanilo en Estados Unidos. ¿Qué tipo de información puede tener Ovidio para recibir tantos beneficios?
David Saucedo:
Lo más probable es que cuente con información histórica sobre la colaboración de la élite política mexicana: integrantes del gabinete del expresidente Andrés Manuel López Obrador, altos mandos de la Secretaría de la Defensa Nacional e incluso miembros del actual gabinete de seguridad federal que han tenido nexos con el crimen organizado.
Este tipo de datos es valioso para la Casa Blanca, no solo para combatir los cárteles, sino para usarlo estratégicamente en negociaciones comerciales y migratorias. En el pasado, EE.UU. ha manejado información sobre políticos mexicanos vinculados al narco, pero nunca la ha revelado públicamente. En cambio, la han utilizado como herramienta de presión en negociaciones clave —como el TLC o acuerdos en materia de deuda externa y concesiones comerciales— colocando así al gobierno mexicano contra las cuerdas.
Por esa razón, gobiernos anteriores se negaron a extraditar a narcotraficantes mexicanos: sabían que esos criminales poseían información sensible sobre la corrupción política y que ésta sería usada en su contra por los norteamericanos. Coincido con tu apreciación: probablemente sí se le imponga a Ovidio una pena de diez años como máximo, y luego quede en libertad, colaborando como asesor informal para desmantelar al cártel de Sinaloa. Pero no creo que logren destruirlo. Ese cártel ha sobrevivido a múltiples embates, y lo seguirá haciendo.
Julio Vaqueiro:
¿Entre los nombres que podría revelar Ovidio se anticipa el de algún gobernador en funciones, o incluso el del expresidente Andrés Manuel López Obrador?
David Saucedo:
No creo que se mencione directamente al expresidente, pero sí a gobernadores como Cuauhtémoc Blanco, de Morelos, quien aparece en fotografías junto a líderes del cártel Jalisco Nueva Generación. También se habla del gobernador Ricardo Gallardo, de San Luis Potosí, quien —según reportes de inteligencia— habría negociado con mafias criminales para establecer una especie de “paz narca”.
Tal vez también se señale a Adán Augusto, líder de los senadores de Morena en el Congreso Federal y opositor político de la presidenta Claudia Sheinbaum, así como a David Monreal, gobernador y hermano de Ricardo Monreal, líder de los diputados de Morena. Hace apenas unos días, se difundió que existe una orden de aprehensión contra el exsecretario de Seguridad Pública de Tabasco, funcionario durante el periodo de gobierno de Adán Augusto.
Desde el año pasado se rumoraba, en los pasillos de Palacio Nacional, que tanto Adán Augusto como Ricardo Monreal —convertidos en obstáculos internos para Sheinbaum— serían objeto de investigación judicial debido a presiones estadounidenses. Esto, después de haber bloqueado iniciativas y proyectos legislativos promovidos por ella.
Julio Vaqueiro:
Sí.
David Saucedo:
En el caso de Monreal, su hermano David —gobernador— y en el caso de Adán, su exsecretario de seguridad, ilustran cómo la justicia mexicana se usa con fines políticos, como ha ocurrido antes. Esta vez, bajo presión estadounidense, existe la necesidad de presentar políticos vinculados al narco. En ese contexto, no sería raro que el grupo político de la presidenta Claudia Sheinbaum ofreciera como sacrificio inicial a Adán Augusto y Ricardo Monreal.
Julio Vaqueiro:
¿Por qué descartas que Ovidio pueda hablar directamente del expresidente López Obrador? La DEA lo investigó, aunque no haya pruebas concluyentes, y en EE.UU. se ha cuestionado el financiamiento de sus campañas.
David Saucedo:
Doy por hecho que el expresidente Andrés Manuel López Obrador estaba enterado del apoyo del cártel de Sinaloa a distintas campañas de Morena en estados como Baja California, Sinaloa, Michoacán y Aguascalientes. Estoy seguro de que sabía que algunos candidatos postulados por él eran narcocandidatos.
Sin embargo, veo muy difícil que EE.UU. emprenda una acción judicial contra un expresidente mexicano por razones políticas. Ningún mandatario futuro estaría dispuesto a colaborar con Washington sabiendo que su destino podría ser una cárcel en Estados Unidos. Además, la élite política mexicana se sublevaría ante un escenario así, como sucedió cuando la élite militar exigió la repatriación del general Cienfuegos. Y así fue: repatriado y posteriormente exonerado.
A pesar de todo, creo que el expresidente López Obrador llegó a temer que EE.UU. quisiera llevarlo ante la justicia. No obstante, Donald Trump fue un gran aliado de él, y no creo que procediera en su contra.
Todo esto coloca a Claudia Sheinbaum contra las cuerdas: presionada desde dentro por el expresidente y desde fuera por los estadounidenses. En efecto, ya hubo un gobernador mexicano procesado por narcotráfico: Mario Villanueva, durante el sexenio de Zedillo, quien fue ingresado a un penal de alta seguridad. Eso es lo que buscan los norteamericanos: un ejemplo.
Quizá a la presidenta Sheinbaum le falte perspectiva, pero la decisión está en sus manos. Tendría que procesar, investigar, capturar y, en su caso, extraditar a miembros de su propio grupo político que hayan pactado con el cártel Jalisco o el de Sinaloa. Lo vimos en el caso del Mayo Zambada: captura y extradición unilateral. Si ella no actúa, los norteamericanos lo harán por su cuenta y podrían capturar a un político mexicano de alto nivel para juzgarlo en EE.UU.
Julio Vaqueiro:
En Estados Unidos, recientemente, el presidente Donald Trump volvió a pronunciarse sobre el tema: habló del control del narcotráfico y la corrupción en México. ¿Confían los norteamericanos en que México atienda los problemas de seguridad?
David Saucedo:
No confían en todo el aparato del gobierno mexicano, solo en algunas áreas. Hay una relación de alto nivel con Omar García Harfuch, quien ha establecido vínculos de confianza con las agencias estadounidenses. Muchos de los golpes al crimen —como la geolocalización de refinerías clandestinas, buquetanques de "huachicol" fiscal, narcolaboratorios— no fueron producto de investigaciones nacionales, sino de inteligencia norteamericana compartida con Harfuch, quien la ejecutó eficazmente.
Confían también en el grupo élite de la Marina, el mismo que participó en la captura del Chapo Guzmán. Harfuch, por su alto perfil mediático, el respaldo de la embajada estadounidense y el apoyo de Claudia Sheinbaum, se perfila ya como precandidato presidencial.
Juilo Vaqueiro:
Sí, sin duda. Es una figura de alto perfil. Entonces, para entender cómo funciona este proceso: ¿Ovidio Guzmán ya dio toda la información que tenía y por eso se le otorgó este acuerdo tan favorable, o sigue en negociaciones e interrogatorios con las autoridades norteamericanas?
David Saucedo:
Tengo entendido que la información que tiene Ovidio está compartimentalizada en tres grandes bloques. Primero, la información que ya dio, y que le permitió obtener los beneficios actuales. Segundo, la información que no ha dado aún, que está en proceso y que él dosificará estratégicamente según las presiones y oportunidades que se le presenten. Y tercero, la información que nunca va a entregar, aquella que sus propios hermanos le han cerrado. No se trata de una traición entre hermanos, sino de una traición pactada.
Ovidio Guzmán negoció con sus hermanos qué información sería entregada, a quiénes iban a señalar, qué rutas, narcolaboratorios y colaboradores serían cedidos a las autoridades estadounidenses. Alfredo, Iván y Archibaldo Guzmán conservaron ciertos datos sensibles que le han cerrado a Ovidio. Esta información reservada podría formar parte de futuras negociaciones por parte de otros integrantes del cártel de Sinaloa que eventualmente se entreguen.
Julio Vaqueiro:
Siempre hay cuestionamientos en torno al proceso de testigos protegidos y pactos con criminales por parte de Estados Unidos. México, por ejemplo, ha extraditado narcotraficantes que Washington ahora cataloga como terroristas. A pesar de ello, acaban negociando y podrían recibir penas tan breves como diez años de prisión. Estamos hablando de hombres que envenenan a Estados Unidos y provocan miles de muertes en México. ¿Cuál es tu lectura, David?
David Saucedo:
Estados Unidos tiene un mecanismo de negociación con criminales que les ha sido funcional, especialmente desde los procesos contra la "Cosa Nostra" en los años ochenta. Desde entonces, utilizan esta herramienta con eficacia. En México esto genera indignación comprensible por los recursos invertidos para capturar a los capos, y por las vidas perdidas durante esos operativos.
Pero México también aplica un esquema oculto de negociación con narcotraficantes. Con excepción del "Mayo" Zambada y "El Mencho", todos los grandes capos han estado en prisión... y todos han escapado o conseguido sentencias favorables. Las cárceles mexicanas, dada la corrupción, son prácticamente hoteles de lujo para ellos. El Estado mexicano ha adoptado una postura laxa frente a empresarios, políticos y militares vinculados al narco, como en el caso del general Cienfuegos.
Mientras EE.UU. opera con transparencia cínica, México lo hace con hipocresía institucional. Ambos países negocian con los narcos; el dilema ético no es cuál lo hace, sino con qué rostro lo justifican.
Julio Vaqueiro:
Mencionaste al "Mencho". ¿Cómo queda posicionado tras esta sacudida al cártel de Sinaloa?
David Saucedo:
"El Mencho" es el principal beneficiario de esta guerra civil interna del cártel de Sinaloa. Durante un año se mantuvo al margen, esperando que las facciones principales se desgastaran. Mientras tanto, acumuló tropas, armas y recursos en los límites de su territorio, en espera del momento adecuado para intervenir.
Finalmente, entró en la batalla a través de una negociación beneficiosa: "Los Chapitos" le permitieron acceso a la ruta del Pacífico para transportar droga hacia la costa este de EE.UU. El cártel Jalisco Nueva Generación ya tenía presencia en Tijuana, pero operaba con volúmenes bajos. Esta alianza elevó su alcance.
Si "El Mencho" muriera —ya sea por su enfermedad renal, por captura o por enfrentamiento— habría una guerra sucesoria entre cinco generales que comandan distintas regiones del imperio criminal. Pero mientras eso no ocurra, su mayor ventaja radica en prolongar el conflicto entre facciones sinaloenses, erosionando el poder del cártel rival mientras él sigue creciendo e infiltrándose.
De esta narcoguerra, la gran batalla por el fentanilo en el marco político estadounidense, "El Mencho" emerge como el gran beneficiado.
Julio Vaqueiro:
¿Qué esperas que ocurra en los próximos meses con los procesos de Ovidio Guzmán, "El Mayo" Zambada, el hermano de Ovidio y Joaquín Guzmán?
David Saucedo:
Un aumento notable en la violencia homicida. La información que proporcione Ovidio se traducirá en decomisos, redadas y capturas. Lo mismo ocurrirá con la del "Mayo" Zambada, quien busca evitar la pena capital; sus filtraciones tendrán un efecto similar. El conflicto ya no será exclusivo de Sinaloa, sino que estallará en todas las regiones donde chocan las huestes de ambas facciones.
Anticipo una guerra costosa en el último tercio del año, especialmente porque los cárteles han dejado de usar jóvenes de zonas marginadas para emplear profesionales de la violencia: exmilitares guatemaltecos, exguerrilleros colombianos, veteranos de Ucrania que ya operan en México.
Peor aún, utilizan armas de grado militar: misiles tierra-aire, minas terrestres, drones artillados. Y todo esto ocurre sin apoyo financiero del gobierno de EE.UU. No hay un solo dólar para enfrentar esta guerra desde Washington.
Este escenario se agravará porque, según encuestas estadounidenses, Donald Trump ha perdido popularidad y los republicanos enfrentan desafíos en las elecciones intermedias. Esto lo presionará a exigir más resultados de México: extradiciones, decomisos, capturas espectaculares... y eso implicará más violencia para nosotros.
Julio Vaqueiro:
David Saucedo, te agradezco profundamente que hayas estado con nosotros. Gracias por tu tiempo. #MetroNewsMx