Irapuato: Cuatro secretarios, cero resultados
Por Redacción Editorial
(Basado en la columna “La Silla Panda” de Alberto Alvarado Gallegos)
La seguridad pública en Irapuato atraviesa una crisis que no se resuelve con cambios de nombre ni con discursos institucionales. En su columna “La Silla Panda”, el periodista Alberto Alvarado Gallegos plantea una reflexión incómoda pero necesaria: ¿cómo es posible que, en menos de tres años, la administración de Lorena Alfaro haya transitado por cuatro titulares de seguridad sin mostrar resultados tangibles?
La pregunta no es menor. En un municipio golpeado por la violencia, la inseguridad y la desconfianza ciudadana, el constante relevo de mandos en la Secretaría de Seguridad Ciudadana no ha significado mejora alguna. Al contrario, como señala Alvarado, la falta de continuidad, de estrategia y de liderazgo ha debilitado aún más la capacidad institucional para enfrentar el crimen organizado y garantizar la paz.
Una rotación que no responde al fondo
Desde el inicio de la administración, Lorena Alfaro ha nombrado cuatro secretarios de seguridad: Miguel Ángel Simental, Alejandro Martínez, Héctor Morales y, recientemente, el teniente coronel retirado José Luis Ortega. Cada uno ha llegado con promesas de coordinación, profesionalismo y resultados. Pero los hechos contradicen los discursos.
Alvarado apunta que esta rotación constante no responde a una evaluación técnica ni a un rediseño estratégico, sino a una lógica política que busca contener el desgaste público sin asumir responsabilidades profundas. En otras palabras, se cambia al mensajero, pero no al mensaje. Y el mensaje sigue siendo el mismo: inseguridad, miedo y ausencia de resultados.
¿Dónde está la estrategia?
La columna de Alvarado no se limita a señalar nombres. Va al fondo del problema: la falta de una política integral de seguridad. No hay indicadores públicos que permitan evaluar avances. No hay rendición de cuentas clara. No hay una narrativa institucional que reconozca errores y proponga soluciones. Lo que hay, como bien dice el autor, es una “silla panda”: una estructura decorativa, sin peso real, sin capacidad de sostener el reto que enfrenta.
La metáfora es poderosa. La “silla panda” representa una administración que simula estabilidad, pero que no resiste el peso de la realidad. Y esa realidad incluye homicidios, desapariciones, extorsiones, robos y una ciudadanía cada vez más escéptica.
El silencio oficial y la crítica ciudadana
Uno de los puntos más críticos del análisis de Alvarado es el silencio institucional. A pesar de los cambios, no hay explicaciones públicas sobre las razones de cada relevo. No se informa si hubo fallas, si se cumplieron metas, si se detectaron irregularidades. La ciudadanía se entera por rumores, filtraciones o columnas periodísticas, pero no por canales oficiales.
Este vacío de comunicación alimenta la percepción de opacidad y debilita la confianza en las autoridades. En un contexto donde la seguridad debería ser prioridad absoluta, el silencio es un mensaje en sí mismo: no hay respuestas, no hay rumbo, no hay compromiso.
¿Qué sigue para Irapuato?
La reflexión de Alberto Alvarado Gallegos no busca destruir, sino despertar. Su columna es un llamado a la responsabilidad, a la transparencia y a la acción. No basta con cambiar nombres. Se necesita una estrategia clara, con metas verificables, con participación ciudadana y con voluntad política real.
Irapuato merece más que una silla decorativa. Merece instituciones sólidas, funcionarios comprometidos y una administración que asuma el reto de la seguridad con seriedad y profundidad. La crítica no es enemiga del gobierno. Es aliada de la verdad.
Crédito de análisis:
Basado en la columna “La Silla Panda” de Alberto Alvarado Gallegos, publicada en Cadena 8 Noticias el 24 de octubre de 2025.

