Redacción
-El riesgo que enfrenta una persona con múltiples infartos cerebrales le puede llevar a hablar incoherencias, problemas de conducta social e incluso demencia
-¿Cómo garantizar la veracidad de lo que se dice o asegura cuando el deterioro neurológico ya ha vencido al discurso?
-Infartos cerebrales y alcohol en todo momento, incluso en horario laboral exigen más que compasión institucional.
-¿Vulnerabilidad o negligencia? El uso simbólico de una figura deteriorada desnuda los vacíos éticos del servicio.
Cuando alguien llega a sus límites físicos y mentales, debe analizarse con cuidado el riesgo, la problemática para lo que al mismo servicio; y no en un afán de incurrir de violentar los derechos laborales de una persona, sino además en seguridad de lo que se hace o diga de terceros.
¿Qué es un infarto cerebral?
Un infarto cerebral es un tipo de accidente cerebrovascular isquémico. Ocurre cuando se interrumpe el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro, generalmente por un coágulo que bloquea una arteria. Esto provoca la muerte de tejido cerebral por falta de oxígeno.
Causas comunes:
- Trombosis (coágulo en arteria cerebral)
- Embolia (coágulo que viaja desde el corazón)
- Hipoperfusión (baja presión sanguínea general)
- Aterosclerosis (endurecimiento de arterias)
¿Qué problemas puede presentar una persona con infartos cerebrales?
Tener varios eventos cerebrovasculares implican daño acumulado en distintas áreas del cerebro. Las secuelas pueden ser graves y permanentes:
Cognitivas:
- Pérdida de memoria, atención y juicio
- Dificultad para comprender o expresarse (afasia)
- Lentitud mental y desorientación
Conductuales:
- Cambios de personalidad: irritabilidad, impulsividad, apatía
- Desinhibición social o emocional
- Síndrome pseudobulbar: risa o llanto involuntarios
Motoras:
- Hemiparesia (debilidad en un lado del cuerpo)
- Problemas de coordinación y equilibrio
¿Qué pasa si además consume alcohol, incluso en horas laborales?
El consumo crónico de alcohol agrava el daño cerebral:
-Atrofia cerebral: especialmente en el lóbulo frontal (juicio, conducta)
-Síndrome de Wernicke-Korsakoff: amnesia severa, confabulación
-Degeneración cerebelosa: afecta coordinación y equilibrio
-Alteración del juicio: dificultad para distinguir lo apropiado en contextos públicos
¿Debe ocupar un cargo laboral?
El problema de los infartos cerebrales: decir incoherencias
La alteración del lenguaje —incluyendo incoherencias, dificultad para articular palabras o pérdida de comprensión— es un síntoma frecuente en personas que han sufrido múltiples infartos cerebrales. Esto se debe a que distintas áreas del cerebro responsables del habla, la comprensión y la coherencia pueden verse afectadas por el daño acumulado. (https://www.neuro-sergiomoreno.com.mx/como-identificar-un-infarto-cerebral/ - https://neurocenter.mx/infarto-cerebral-sintomas/ y
https://www.clikisalud.net/infarto-cerebral-sintomas-senales-advertencia/ )
Algunos signos comunes incluyen:
- Balbuceo o uso de palabras incorrectas
- Frases sin sentido o desorganizadas
- Incapacidad para seguir una conversación lógica
- Confusión repentina al hablar o entender
Cuando estos episodios se repiten o se agravan, pueden indicar un deterioro neurológico progresivo. En contextos laborales, además, la ingesta de alcohol puede potenciar estos síntomas, al comprometer aún más las funciones cognitivas y motoras.
Es clínicamente esperable que una persona que haya sufrido uno o varios infartos cerebrales muestre fragilidad en sus juicios. Tras los infartos cerebrales, el cerebro ha sufrido múltiples daños en áreas que regulan el juicio, la toma de decisiones, la coherencia emocional y el control ejecutivo. Esto puede traducirse en juicios erráticos, inapropiados o desconectados de la realidad.
Esto ocurre poqrue los infartos cerebrales afectan la irrigación sanguínea en zonas clave como el lóbulo frontal, responsable del juicio crítico y la conducta social.
- El daño acumulado puede generar deterioro cognitivo progresivo, incluso demencia vascular.
Manifestaciones comunes de fragilidad en el juicio:
- Decisiones impulsivas o sin lógica aparente
- Falta de conciencia sobre consecuencias
- Dificultad para distinguir lo ético de lo inapropiado
- Cambios bruscos en valores, prioridades o comportamiento social
Este tipo de fragilidad no solo es neurológica, sino también simbólica: el juicio se convierte en un terreno movedizo, donde la coherencia se fragmenta y la ética se diluye.
La dolorosa conclusión
Una persona con infartos cerebrales y consumo activo de alcohol no debería ocupar un cargo sin evaluación médica rigurosa. No se trata de estigmatizar, sino de proteger la integridad institucional, la calidad del servicio público y la seguridad de las decisiones que afectan a terceros. #MetroNewsMx