Redacción
Nancy Yadit Hernández Carrillo, joven originaria de Lomitas, Nacajuca, Tabasco, residía en Zapopan, Jalisco, por motivos de estudio y trabajo. Su desaparición y posterior localización sin vida revelaron graves omisiones institucionales, negligencia interinstitucional y una profunda crisis en los mecanismos de búsqueda de personas desaparecidas en México.
Desaparición y primeros indicios
Nancy fue reportada como desaparecida por su madre, Viviana Carrillo, el 22 de enero de 2025. La joven había residido durante cinco años en la colonia Paraísos del Colli, en Zapopan. Desde Tabasco, su madre inició el proceso de denuncia ante la Fiscalía estatal, lo que activó una ficha de búsqueda. Sin embargo, este primer paso burocrático se convirtió en un obstáculo: la Fiscalía de Jalisco no podía iniciar la búsqueda sin una solicitud formal de colaboración por parte de Tabasco, lo que ralentizó el proceso de rastreo y localización.
Durante los meses siguientes, Viviana se trasladó a Jalisco, vendió sus pertenencias y se instaló en un cuarto modesto para continuar la búsqueda. Recorrió calles, templos, oficinas y medios de comunicación, solicitando apoyo ciudadano y gubernamental. A pesar de sus esfuerzos, las autoridades estatales se rebotaban el caso, sin cruzar información entre las bases de datos de personas desaparecidas y los registros forenses.
Mensajes desde el celular de Nancy
Entre enero de 2024 y enero de 2025, Viviana recibió mensajes desde el número de celular de su hija. Las conversaciones eran breves, afectuosas, y le daban la esperanza de que Nancy seguía con vida. Sin embargo, el 22 de enero de 2025, los mensajes cesaron abruptamente. Fue entonces cuando Viviana decidió formalizar la denuncia por desaparición.
Este detalle es clave: el cuerpo de Nancy había sido localizado un año antes, el 24 de enero de 2024, en las inmediaciones del Estadio Akron, en Zapopan. Estaba envuelto en una toalla y bolsas, atado de manos y con golpes evidentes en la cabeza. El cadáver fue ingresado al Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF), pero nunca fue vinculado con la ficha de desaparición emitida posteriormente.
Omisiones institucionales: la falta de coordinación
La falta de coordinación entre las fiscalías de Tabasco y Jalisco fue determinante. Ninguna de las dos cruzó los datos de la joven con los registros del IJCF, donde el cuerpo permaneció bajo resguardo durante más de un año. A pesar de los reclamos de la madre y de los indicios que ella misma reunió, la Fiscalía estatal se negó a atraer el caso y desestimó la información proporcionada.
Viviana denunció públicamente que ni siquiera se había rastreado el celular de su hija, debido a los trámites judiciales requeridos para la colaboración entre estados. Esta burocracia aumentó la impotencia de la familia y profundizó el impacto emocional de la búsqueda fallida.
Intervención federal y localización
Ante la inacción de las autoridades locales, la Fiscalía General de la República (FGR) atrajo el caso en mayo de 2025. En pocas semanas, logró la vinculación a proceso de una persona relacionada con la desaparición. Sin embargo, fue el ministerio público federal asignado al caso quien descubrió que Nancy ya había sido localizada sin vida desde el año anterior.
El 4 de octubre de 2025, Viviana recibió la noticia que había temido durante meses: el cuerpo de su hija había estado en la morgue desde enero de 2024. La confirmación cerró un ciclo de búsqueda marcado por la negligencia institucional y la falta de sensibilidad en el manejo de casos de desaparición.
La suma a la larga lista de desapariciones
El caso de Nancy Yadit Hernández Carrillo se suma a una larga lista de desapariciones en Jalisco, una entidad que enfrenta una crisis de inseguridad y violencia. Colectivos de búsqueda han exigido acciones federales ante más de 18 mil personas desaparecidas en el estado.
La historia de Viviana Carrillo, madre de Nancy, ha sido difundida por medios nacionales e internacionales como símbolo de la lucha incansable de las familias que buscan a sus seres queridos. Su testimonio revela no solo el dolor personal, sino también las fallas estructurales del sistema de justicia mexicano.
Este caso evidencia la urgencia de reformar los protocolos de búsqueda, fortalecer la colaboración interinstitucional y garantizar que ninguna familia tenga que enfrentar sola el laberinto burocrático que impide encontrar a sus desaparecidos. #MetroNewsMx

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