Redacción
-El robo de petróleo, o "huachicol", es la fuente de ingresos ilícitos no relacionados con drogas más crucial para los cárteles mexicanos.
-Cárteles como el CJNG y Sinaloa roban crudo a Pemex y lo pasan a EE.UU. como "aceite de desecho" para su venta en el mercado.
-Los esquemas de contrabando generan miles de millones de dólares, alimentando la corrupción y la violencia desenfrenada en México.
-El crudo robado se vende en mercados energéticos globales (Japón, India, África) a grandes descuentos, obteniendo grandes ganancias.
-La repatriación de fondos se disfraza con transferencias por "aceite de desecho" enviadas a empresas fachada controladas por cárteles.
-FinCEN ha identificado 13 "señales de alerta" para que las instituciones financieras detecten a importadores estadounidenses cómplices.
-EE.UU. ha sancionado a líderes clave del CJNG, como César Morfín, por su rol en el tráfico de fentanilo y el contrabando de petróleo.
-La O.E. 14157 designa a cárteles como FTOs y SDGTs, intensificando la ofensiva del Tesoro contra sus flujos de ingresos ilícitos.
-La red criminal explota la necesidad de México de exportar crudo pesado y reimportar gasolina refinada de EE.UU..
-El volumen transaccional desproporcionado o la falta de registros de la EPA son indicadores de la ilegalidad de las empresas fachada.
El análisis de FinCEN revela una sofisticación operativa alarmante. El esquema se basa en la manipulación cínica del comercio de energía entre México y EE. UU. Este análisis aborda de manera seria, profunda y crítica la realidad planteada en la Alerta de FinCEN (FIN-2025-Alert002) sobre los esquemas de contrabando de petróleo crudo robado de México a través de la frontera suroeste de EE. UU. por parte de organizaciones criminales transnacionales (TCO), comúnmente conocidas como cárteles.
FinCEN es el acrónimo de Financial Crimes Enforcement Network (Red de Control de Delitos Financieros), y es una oficina clave del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.
Su función principal es la de Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de EE. UU., encargándose de salvaguardar el sistema financiero nacional contra el uso ilícito.
La misión de FinCEN se resume en tres pilares y que son la lucha contra el Lavado de Dinero (AML) y el Financiamiento del Terrorismo (CFT). Es la agencia federal responsable de administrar la Ley de Secreto Bancario (BSA), la principal ley estadounidense de lucha contra el lavado de dinero.
El segundo pilar es el de recolección y Análisis de Inteligencia Financiera y actúa como eje central para recibir, almacenar y analizar datos sobre transacciones financieras, incluyendo informes de Actividad Sospechosa (SAR); informes de Transacciones de Divisas (CTR), declaraciones de cuentas bancarias y financieras extranjeras.
El tercer pilar es la promoción de la Seguridad Nacional y utiliza esta inteligencia financiera para detectar patrones, tendencias e irregularidades que puedan indicar actividades delictivas, corrupción, fraude, tráfico de drogas (como el fentanilo) o apoyo a grupos terroristas, y luego comparte esta información con agencias de aplicación de la ley y reguladores.
En esencia, FinCEN se dedica a "seguir el dinero" para desmantelar las redes financieras de los delincuentes.
La Criminalidad Transnacional y la Evolución del Robo de Combustible
La realidad más profunda planteada por la alerta de FinCEN es la consolidación del robo de petróleo crudo como la fuente de ingresos ilícitos no relacionados con drogas más importante para los cárteles mexicanos, especialmente el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa.
Este cambio de enfoque representa una evolución crítica del crimen organizado: un paso de la extracción oportunista de combustible ("huachicol" de gasolina y diésel) a la explotación sistemática de la infraestructura petrolera estatal (Pemex) y del flujo comercial legítimo transfronterizo. La sustracción de miles de millones de dólares no solo financia sus operaciones globales de narcotráfico, sino que también socava la soberanía económica de México.
Críticamente, el éxito de este esquema revela la profunda colusión entre los cárteles, empleados corruptos de Pemex y funcionarios gubernamentales locales, lo que genera una "violencia desenfrenada y corrupción" en todo México. El "huachicol" es, por lo tanto, un termómetro de la corrupción institucional en México, donde el soborno y la cooptación permiten a los criminales acceder a un recurso estratégico nacional y poner en riesgo vidas con las perforaciones ilegales y explosiones catastróficas.
La Sofisticación del Esquema y la Vulnerabilidad del Comercio Energético
El análisis de FinCEN revela una sofisticación operativa alarmante. El esquema se basa en la manipulación cínica del comercio de energía entre México y EE. UU.. La realidad operativa es que México tiene una capacidad limitada para refinar su propio crudo pesado y agrio, lo que le obliga a exportarlo para luego reimportar productos refinados. Los cárteles explotan esta necesidad logrando contrabandear el crudo robado, a menudo mal etiquetado como "aceite de desecho" u otros materiales supuestamente peligrosos, a través de la frontera.
Una detección clave de las autoridades estadounidenses es el uso de una compleja red de intermediarios mexicanos, empresas fachada y empresas fantasma en ambos lados de la frontera para recibir, almacenar y vender el crudo. Estas empresas fachada a menudo simulan operaciones legítimas en el sector energético o de transporte de mercancías en ubicaciones estratégicas como el Valle del Bajo Río Grande y la Cuenca Pérmica en Texas. La detección de las autoridades se concentra en los flujos financieros ilícitos que revelan la verdadera naturaleza de la operación:
Detección de Venta a Descuento: Los importadores estadounidenses cómplices venden el crudo robado (etiquetado como West Texas Intermediate o similar) con grandes descuentos a intermediarios terceros en EE. UU. y jurisdicciones extranjeras como Japón, India y África.
Detección de Lavado de Dinero: La repatriación de las ganancias se realiza a través de transferencias electrónicas, disfrazadas falsamente como pagos por la compra de "aceite de desecho" a las empresas fachada mexicanas. Esta es una detección crucial, pues desenmascara que la actividad real de las empresas cómplices en EE. UU. es la compraventa de crudo, no el tratamiento de residuos peligrosos.
La Respuesta Estadounidense: De la Detección a la Designación
La respuesta de las autoridades estadounidenses, coordinada por FinCEN, OFAC -OFAC (Office of Foreign Assets Control, Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos), DEA, FBI e HSI (Homeland Security Investigations, o Investigaciones de Seguridad Nacional), demuestra una elevación del nivel de amenaza percibida. La declaración de una emergencia nacional y la Orden Ejecutiva (O.E.) 14157 para designar a los cárteles como Organizaciones Terroristas Extranjeras (FTO) y Terroristas Globales Especialmente Designados (SDGT) es una medida política y de seguridad nacional sin precedentes que refleja la gravedad de la situación.
Las sanciones de OFAC contra individuos y entidades específicas, como César Morfín Morfín, líder del CJNG en Tamaulipas, son un golpe directo a la infraestructura criminal. La detección del Tesoro apunta a que Morfín Morfín no solo está involucrado en el tráfico de fentanilo, sino que se ha reenfocado en el contrabando de crudo por sus "elevados márgenes de ganancia", e incluso cobra "tasas" a camiones que cruzan a través de los puentes fronterizos que controla. Esta detección subraya una realidad crítica: el contrabando de petróleo es un negocio más lucrativo y posiblemente menos riesgoso que el narcotráfico tradicional.
La alerta de FinCEN proporciona 13 señales de alerta específicas para las instituciones financieras. Esta herramienta de detección es el reconocimiento de que la lucha contra el "huachicol transnacional" se libra en el sistema bancario. Los indicadores se centran en las anomalías financieras, como empresas con márgenes de ganancia desproporcionados a su perfil comercial, venta de crudo a un precio muy inferior al del mercado (un claro indicador de producto robado); empresas que envían y reciben transferencias por conceptos contradictorios (pagos por "aceite de desecho" versus cobros por venta de crudo) y la falta de registros legítimos de la EPA para manejar residuos peligrosos.
En un análisis crítico, estas detecciones no solo exponen la criminalidad de los cárteles, sino que también señalan la vulnerabilidad del sistema financiero estadounidense y la potencial complicidad, voluntaria o involuntaria, de bancos pequeños, medianos y grandes que trabajan cerca de la frontera o se especializan en servicios de la industria petrolera. La dependencia en el intercambio de información entre instituciones financieras (Sección 314(b) de la Ley USA PATRIOT) y el énfasis en la diligencia debida reforzada para cuentas de corresponsalía y personas políticamente expuestas extranjeras (PEP) es una aceptación tácita de que el dinero de la corrupción y el crimen ha permeado las fronteras y requiere una vigilancia exhaustiva para ser contenido. #MetroNewsMx

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