Editorial de Adela Micha
El Gran Hermano te vigila. Tiene ojos y tiene oídos en todos los rincones de tu vida. Ya saben quién eres, dónde estás, dónde vives, con quién hablas, a dónde vas, con quién te citas, tus mayores secretos, tu vida privada.
Te están siguiendo y persiguiendo todo el tiempo. Donde voltees, conocen cada paso que das. Si vas al cine, si vas al súper, si tienes una cita, si fuiste al médico, qué compraste y qué comiste. No hablen muy fuerte, pueden escucharlos, son ellos. Todo lo ven, todo lo oyen, todo lo espían. Ahora saben qué sientes y qué piensas.
Siempre hay un ojo, un oído que puede estar atento a tus palabras, a todos tus movimientos. Pueden vigilar a la gente. Es como una sombra de la que no te puedes despegar. Es como una pesadilla hecha realidad.
Ya saben a dónde vas, con quién vas y por qué vas. Ya saben si respiras o suspiras y por quién lo haces. Ya saben si el corazón te late fuerte, si te sube la temperatura, cuándo y a quién le escribes. Están en tu cuarto, están en el mío, en el cuarto de tu amante o de tu esposa o de tus hijos. Te respiran en la nuca.
Siguen tus pasos a dondequiera que vayas. No duermen, no descansan, siempre están ahí, vigilantes. No tienen límites. Están dentro de tu cabeza leyendo tus pensamientos. Saben más de ti que tú mismo.
Y hasta ahora tú ni siquiera sabes quién es. No sabes que va a mirarte siempre, permanentemente, que va a darle seguimiento a todos tus movimientos, uno a uno. No sabes que existe, pero es tan real como el peor de tus secretos.
¿Y quién es? ¿Quién es este Gran Hermano? Es el gobierno, es el Estado, ese gobierno que ha incumplido promesas. Hoy todo lo ve y todo lo oye. No te preguntaron tu opinión, no consultaron a nadie si querían o no ser espiados. Simplemente aprueban para tener controlada a la gente: a ti, a ti, a ti y a mí. Es la fantasía de los estados totalitarios hecha realidad: vigilar permanentemente.
Es la pesadilla sobre la que nos han advertido todos los escritores de ciencia ficción, que ahora es una realidad. Lo saben todo, todo.
Es un arma poderosísima porque tienen toda la información de todos, absolutamente de todos: de los amigos y de los enemigos. Ahora pueden controlarnos a todos porque la información es poder. Tienen todas las armas para controlarte, espiarte también a ti. Y lo peor de todo es que no necesitan preguntarle a nadie, no necesitan simular nada.
Ya saben quién eres, qué haces, qué sientes, qué hueles y qué ves. Eso es el poder absoluto.
Ahora las plataformas digitales y las aplicaciones estarán obligadas a compartir con el gobierno la información de todos nosotros: aplicaciones de citas, dónde nos encontramos con nuestras parejas, las fotos que tenemos almacenadas en la nube, los pedidos que hacemos por internet, las rutas que seguimos con las aplicaciones del auto en el celular, esos pagos que no le quieres revelar a nadie. La música que nos gusta, lo que escuchamos, las películas que vemos. Todo lo saben.
El acceso a nuestra vida digital es la llave de nuestra vida, de la tuya, de todos. Todo esto ya es una realidad. Eso es.
Ya saben quién eres, qué haces, a dónde vas, con quién y por qué.
Yo soy Adela Micha.

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