Eugenio Amézquita Velasco
-El 46.9% percibe corrupción en todos los niveles de gobierno.
-El 87% niega haber participado en actos de corrupción.
-El 36.8% ha experimentado corrupción algunas veces.
-Alrededor del 54.6% evita responder si ha participado en corrupción.
-Un 90.7% cree que combatir la corrupción es tarea ciudadana.
-Así mismo, el 59.3% exige proteger al denunciante como medida clave.
-Destaca el 61% señala que la impunidad es causa directa de corrupción.
-También un 62.6% condena el abuso de poder para beneficio personal.
-Se destaca que el 58.7% atribuye la corrupción a la falta de ética pública.
-El 60.7% exige vigilancia ciudadana sobre autoridades.
La corrupción en México, y particularmente en Guanajuato, no solo se percibe como un fenómeno extendido: se vive, se reconoce y se denuncia desde múltiples ángulos. A través de una serie de gráficas analizadas por el Comité de Participación Ciudadana, se revela una ciudadanía crítica, consciente y exigente frente a las causas, actores y mecanismos que perpetúan la corrupción en el ámbito público.
Esto, como resultado de la encuesta abierta a los guanajuatenses, 2020-2024 con una muestra de 5,000 encuestados. Ahora, nuevamente se realiza este ejercicio, a través del sitio https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSegqGb2MZskHzgpn6AaT5O0lmMdNh6yfbzHEPW4dtrP4X3jRA/viewform
Las preguntas y las respuestas porcentuales
La pregunta “¿En dónde percibe usted que existe corrupción?” arroja un dato contundente: el 46.9% de los encuestados considera que la corrupción está presente en todos los niveles institucionales. Las autoridades federales (27%), estatales (8.5%), municipales (7.7%) y los partidos políticos (8.1%) también son señalados como focos de corrupción, lo que confirma una percepción transversal del problema.
En contraste, cuando se pregunta “¿Ha participado en actos de corrupción?”, el 87% responde que no. Sin embargo, al indagar sobre la frecuencia de participación, el 54.6% evita contestar, lo que sugiere incomodidad, temor o reconocimiento implícito. Solo el 7.3% admite haber participado ocasionalmente, y un segmento mínimo lo hace con frecuencia.
La experiencia directa también es significativa. Ante la pregunta “¿Con qué frecuencia ha experimentado actos de corrupción?”, el 36.8% responde que algunas veces, el 11.2% lo vive a diario, y el 30.6% no puede identificar cuántas veces ha enfrentado situaciones corruptas. Solo el 14.3% afirma nunca haberlo vivido. Estos datos revelan que la corrupción no solo se percibe: se experimenta de forma cotidiana y difusa.
Respecto a quién debe combatir la corrupción, la ciudadanía no duda: el presidente (97.1%), el gobernador (97.5%), los presidentes municipales (97.8%) y otros actores institucionales deben asumir la responsabilidad. Además, el 95.4% considera que también deben participar la sociedad civil, el sector privado, los medios de comunicación, los académicos y los propios ciudadanos.
En ese sentido, el 90.7% se reconoce personalmente como responsable en el combate a la corrupción. La ciudadanía exige corresponsabilidad, vigilancia y participación activa. Las empresas (89%), los medios (85.1%), los académicos (79.5%) y el Comité de Participación Ciudadana (90.3%) también son vistos como actores clave.
Las acciones concretas también son respaldadas. El 61.9% está totalmente de acuerdo con que se debe sancionar al corruptor, mientras que el 58% considera indispensable motivar la denuncia. El 59.3% exige proteger al denunciante, y el 59.8% cree que se deben difundir los canales de denuncia. Además, el 58% respalda la creación de canales de denuncia anónima, y el 60.7% exige vigilancia ciudadana sobre el actuar de la autoridad.
En cuanto a las causas de la corrupción, la ciudadanía identifica múltiples factores. El 48.5% considera que los intereses personales son la causa principal, mientras que el 39.6% señala los intereses políticos. El 58.7% atribuye el problema a la falta de ética, y el 61% a la ausencia de sanciones contra servidores públicos corruptos. Finalmente, el 62.6% condena que un servidor público se aproveche de su poder para obtener beneficios personales.
Las conclusiones
Estos datos configuran una narrativa clara: la corrupción no es solo un problema institucional, sino una falla ética, cultural y estructural que exige respuestas integrales. La ciudadanía no solo identifica el problema, sino que propone soluciones: sanciones efectivas, educación en valores, protección al denunciante, canales accesibles y vigilancia activa.
La exigencia es contundente: basta de simulaciones. La lucha contra la corrupción debe ser corresponsable, transparente y sostenida. La legitimidad institucional depende de su capacidad para responder a esta demanda ciudadana con acciones concretas, verificables y transformadoras. #MetroNewsMx #GuanajuatoDesconocido
Publicar un comentario