Redacción
-El campo mexicano enfrenta una tormenta perfecta: precios bajos, insumos caros y abandono institucional prolongado.
-La diferencia entre 6,050 y 7,200 pesos por tonelada de maíz es la línea entre sembrar o quebrar.
-Sin rentabilidad en el campo, no hay industria fuerte ni ciudad próspera: Celaya depende de su entorno rural.
-El campo ya no está en números rojos: está en pérdida. Ni siquiera recupera lo invertido en la cosecha.
-Los migrantes que antes sostenían al campo con remesas han sido regresados; el abandono ahora es doble.
-El gobierno no ha logrado equilibrar la ecuación del agro: costos suben, precios bajan, y la política pública no responde.
-El hartazgo campesino no es nuevo: son siete años de promesas rotas y políticas que no llegan a la tierra.
-El campo no pide privilegios, exige condiciones justas para producir alimentos y sostener la economía nacional.
-Si el campo deja de sembrar, el impacto será directo en la mesa de todos los mexicanos.
-El agro no es asistencialismo: es empresa, es emprendimiento, y merece políticas que lo reconozcan como tal.
-La corrupción, el autoritarismo y la desconexión política alimentan una inconformidad que ya no se puede ignorar.
-El gobierno juega con fuego: la indiferencia al campo puede encender una chispa social como la de Nepal.
-Mientras el Congreso juega Padel y los senadores lloran por otros países, el campo nacional se desangra.
-El precio del diésel, fertilizantes y energía hace imposible competir con productores extranjeros subsidiados.
-El desarrollo regional no se decreta: se construye con diálogo, justicia y políticas que escuchen al campo.
La entrevista publicada en Metro News y realizada por el periodista Eugenio Amézquita a Jorge Gámez Campos, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, revela con claridad lo que muchos prefieren no ver: el campo mexicano está al borde del colapso, y el gobierno federal parece más interesado en administrar el desgaste que en resolverlo. Lo que comenzó como un plantón campesino en Celaya y otras regiones del país, se ha convertido en un síntoma de una enfermedad estructural: abandono, indiferencia y políticas públicas que no entienden ni respetan la realidad productiva del agro.
Gámez, desde la voz empresarial, no habla como político ni como activista, sino como testigo directo de una región que depende del campo para sostener su industria, su economía y su identidad. La Laja Bajío, con sus distritos de riego, sus comunidades rurales y su vocación agroindustrial, está siendo estrangulada por precios de garantía que no garantizan nada. Los productores exigen 7,200 pesos por tonelada de maíz; el gobierno ofrece 6,050. Esa diferencia no es técnica: es la línea entre sembrar o abandonar la tierra.
Pero el problema no es solo económico. Es político, cultural y ético. La entrevista señala que los migrantes que antes sostenían al campo con remesas han sido regresados, y ahora el abandono es doble: sin apoyo del Estado ni del exterior. La indignación crece, alimentada por la corrupción visible en redes sociales, por legisladores que juegan mientras votan, por senadores que lloran por niños extranjeros mientras ignoran a los propios. La comparación con Nepal no es exagerada: allá, el estallido fue por corrupción, nepotismo y censura digital. Aquí, los ingredientes están servidos.
La advertencia es clara: si el gobierno sigue apostando al desgaste, al cansancio y al olvido, el campo no solo dejará de producir, sino que podría convertirse en el epicentro de una protesta nacional. Porque como bien dice Gámez, “si el campo no tiene utilidades razonables, van a dejar de sembrar”. Y si eso ocurre, no habrá industria, ni ciudad, ni estabilidad que aguante.
La entrevista no es solo un diagnóstico: es un llamado. A que el gobierno escuche, a que los empresarios participen, a que los ciudadanos comprendan que lo que está en juego no es un precio por tonelada, sino el futuro alimentario, económico y político del país. Y si el poder no responde, será la tierra —como siempre— la que hable.
La entrevista completa con Jorge Gámez Campos, por el periodista Eugenio Amézquita Velasco
Eugenio Amézquita Velasco
Bueno, pues sigo con las entrevistas para las reacciones sobre esta situación de los campesinos y tengo en la línea otro buen amigo Jorge Gámez, presidente del Consejo Coordinador Empresarial aquí en Celaya. Y bueno, obviamente, no sé Jorge, tú estás en un sector que de alguna forma algunas, muchas de las empresas, además de estar en la transformación, pues también trabajan con, son del campo, son agroempresas, son agroindustrias, y obviamente que lo que le pase al campo, pues también le pega a este sector industrial, el agro. No sé, Jorge, ¿crees tú que esto ya es una muestra del cansancio de la población?
Sobre todo los migrantes, que pues a muchos ya los regresaron y con el dinerito que mandaban, pues con eso ayudaban a la gente del campo, con eso la financiaban. Ahorita ya muchos tuvieron que regresarse, precios que no les sale para las cosechas, y pues ellos mismos lo dicen, no lo digo yo, tú lo podrás ver en los artículos que estamos ya escribiendo. No son 25 o 30 o 50 años de cansancio de estar arrastrando atraso, son siete años, muy muy puntuales, son siete años, así lo señalan ellos, así se los hemos preguntado, y pues no sé si coincidas tú con ellos en que esto ya son muestras del cansancio de la población, por un gobierno que no está respondiendo a la población como habían prometido que iba a ser.
Gracias, Jorge.
Jorge Gámez Campos
Gracias, Eugenio. Sí, mira, pues nosotros vemos esta situación en el Consejo Coordinador, ya lo hemos seguido con detenimiento, no solamente el día de hoy, pues ya toman acciones de mayor presión nuestros amigos campesinos, agricultores, y nosotros entendemos que lo que ya estamos viendo en las carreteras, en algunas plazas públicas, pues no sólo es una protesta campesina, es el reflejo de un problema estructural que como bien lo comentan, ya da años afectando al campo mexicano, y por lo tanto a toda nuestra economía estatal y regional aquí en la Laja Bajío.
En el Consejo estamos convencidos que el desarrollo económico del estado, de Celaya, y particularmente de la región Laja Bajío, depende en gran medida de que el campo tenga viabilidad y rentabilidad. No hay una industria fuerte, Eugenio, sin un campo productivo, ni una ciudad próspera como la estamos queriendo construir a nuestra Celaya, sin un entorno rural con oportunidades, con viabilidad, repito, y con futuro. Hoy lo que hemos escuchado y hemos estado también leyendo los posicionamientos de los compañeros campesinos, es que el productor enfrenta básicamente una tormenta perfecta.
Precios internacionales a la baja, costos de producción que aumentan, el fertilizante, la energía eléctrica, etcétera, y una política pública que aún no ha logrado equilibrar esta ecuación, y que nos tienen desafortunadamente, pues prácticamente en números rojos, ya en una situación de pérdida, ni siquiera de sacar los gastos que están teniendo por la cosecha nuestros compañeros campesinos, sino ya en una situación de pérdida. Sabemos que el precio ofrecido actualmente anda alrededor de los 6.000 pesos, un poquito más, por tonelada, y los productores están demandando 7.200 pesos por tonelada. Y esa diferencia, Eugenio, puede ser la línea justamente entre mantener o perder una cosecha completa.
Esto no es un problema solo del maíz, ya lo repito, es un tema de muchos años del abandono que ha tenido el campo, y también nos demanda justamente visualizar y emprender estrategias de cómo podemos articular pues esta cadena de valor agrícola industrial aquí en el vacío, Eugenio.
Eugenio Amézquita Velasco
Tú, como celayense que eres, como gente que pues que tiene muchos años, tienes años viviendo aquí en Celaya, sabes que la zona urbana de Celaya está rodeada de una gran cantidad de comunidades rurales, yo te decía ahorita precisamente fuera de cuadro, fuera de nota, Sauz de Villaseñor que es uno de los puntos donde está un plantón, un bloqueo, y hay ejidatarios, hay pequeños propietarios, tienes Rincón de Tamayo, tienes San Juan de la Vega, tienes San Miguel Octopan, tienes La Laja, Primera de Crespo; para donde le voltees, o sea está el campo, y bueno pues, tan el nombre que tuvo, que sigue teniendo Celaya, la Puerta de Oro del Bajío, los distritos de riego pues tienen, están aquí cercanos, están aquí en la zona de Celaya, el distrito 85, La Begoña y San Miguel Allende, y que las aguas de Laja precisamente pasan por aquí, el distrito de riego número 11, que quizá no nos toca tanto, pero sí este, bueno pues aquí es donde está el agua, aquí hay producción agrícola. ¿Crees tú que nuestros amigos celayenses del campo, del medio rural, pues también están siendo muy afectados por esta ola de falta de esta política pública que tú acabas de mencionar, y que creo que también esas políticas públicas también están afectando al sector empresarial?
Jorge Gámez Campos
Claro, claro, por supuesto que sí, mira, finalmente la causa que está moviendo en este momento a los productores del campo, no es ajena al sector empresarial, en el fondo todos buscamos lo mismo, condiciones justas, estabilidad económica, certeza jurídica, y oportunidades para trabajar y prosperar. Los agricultores al final del día, aunque sean pequeños propietarios, son emprendedores, ellos están emprendiendo un negocio en el tema agrícola, en el sector agrícola, y también al igual que la industria, la gran industria o las MiPymes, pues lo que buscamos es justamente lo que estoy comentando, que haya las condiciones, el ecosistema adecuado para que la empresa pueda desarrollarse, pueda florecer, y desafortunadamente, pues no ha habido en gran medida políticas públicas que justamente ayuden a generar ese ecosistema.
El reto está en que el gobierno escuche y que también los empresarios participemos, como lo están haciendo ahorita nuestros amigos agricultores, porque el desarrollo regional no se da por decreto, se construye y se tiene que construir juntos. Por un lado, el sector gobierno, el sector público, pero también quienes generamos justamente empresa, quienes generamos impuestos, quienes generamos, en este caso muy particular, nuestros amigos del campo, quienes generan lo que todos los días comemos. Entonces, por supuesto que hay paralelismo, hay una similitud entre lo que demanda la empresa y nuestros compañeros del campo.
Eugenio Amézquita Velasco
Ahora, yo creo que otra de las cosas que ha estado como alimentando la inconformidad, pues es lo que estamos viendo, ya no en los medios, dijéramos, pues como los de nosotros, los tradicionales, los manejados por periodistas que tenemos años. No, no, sino por los mismos políticos. Cuando ves tú que en la red social de un senador está llorando porque en un país los niños se han muerto y en su país, bien, gracias. Una.
Dos, ves una sesión de diputados, de una de las comisiones por ahí, en Zoom, o sea, no es un vídeo público, no es Facebook, no, no, no; es una, están votando y uno de ellos jugando Padel. Luego volteas a ver a otro y corrupción, ves a otro, o sea, y así, y ¿por qué te digo esto? Bueno, porque dicen que cuando ves las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar y creo que en septiembre de este año, por ahí en Nepal, algo pasó y entre las cosas que motivaron ese estallido en Nepal, primero fue la corrupción y el nepotismo, ¿sí?
La ciudadanía nepalí tronó por estar viendo la corrupción y el uso del poder para beneficio de los círculos cercanos al gobierno, el autoritarismo, ¿sí? Y luego, finalmente, pues esa cosa de que hasta las redes sociales las prohibieron, ¿no? Entonces, no se ve, no quiero parecer exagerado, pero así como que hay unos tintes muy parecidos, no sé si, o sea, que la misma autoridad debe tener mucho cuidado con lo que está sucediendo porque la inconformidad ahí está.
No sé si me dé a entender o veas la coincidencia entre estos fenómenos mundiales que se están dando. Gracias, Jorge.
Jorge Gamez Campos
Sí, mira, bueno, esperemos que no llegara a un estallido como el que comentas en Nepal. Yo creo que hay que apostarle al diálogo. Ahorita mencionaba que el gobierno debe de escuchar justamente esta causa que, como te comento, no es una causa solamente de los productores.
La causa de los productores del campo no es ajena al sector empresarial. Demandamos lo mismo, condiciones justas, estabilidad económica, certeza jurídica, oportunidades para trabajar, y el Consejo asume en ese sentido una posición de solidaridad y colaboración. Sabemos que si al campo le va mal, pues a toda la economía, al tradicional, lo va a resentir también.
Eugenio Amézquita Velasco
A las mesas de los mexicanos les va a ir mal, así de fácil.
Jorge Gámez Campos
Por supuesto, entonces, yo creo que lo que debe de conducir justamente esta situación es a lo que comentábamos, a mesas de diálogo en donde haya justamente este entendimiento de las dos partes. De las dos partes debe existir un equilibrio que garantice, por supuesto, la estabilidad para el productor, pero también estabilidad para el mercado. Si el campo no tiene utilidades razonables, van a dejar de sembrar y si eso pasa, el impacto lo vamos a resentir todos.
Entonces es importante que las autoridades federales, en este caso, tengan esa sensibilidad y esa creatividad también para generar políticas públicas que logren ese equilibrio y que verdaderamente puedan, de alguna forma, aliviar esta necesidad tan grande que tienen los agricultores, los campesinos mexicanos de años y de años de abandono y que desafortunadamente hoy estamos bien. La problemática es que ya ni siquiera les está alcanzando para mantener la producción. Simplemente ya no es rentable.
Están perdiendo con los precios que estamos viendo. Todo ha subido, lo vemos también en la industria, el tema de la energía eléctrica, el asunto del diésel, las gasolinas, no han logrado bajar como se prometió en algún momento que estaremos teniendo gasolinas y combustibles a precios que veíamos en 2012, 2013 y no se ha logrado. Se ha habido una estabilización, pero está muy caro, está muy caro.
Si nos comparamos con nuestro principal socio comercial que es Estados Unidos, en Estados Unidos está alrededor de 10 pesos el combustible y aquí estamos a veintitantos pesos, por todos lados. Es una situación que merma, por supuesto, la competitividad de la industria, del campo y de todos los sectores económicos, Eugenio, y es allí donde el gobierno federal debería estar afinando estrategias, cubriendo políticas públicas que logren devolverles esa competitividad a las cadenas de valor de nuestra industria y particularmente en este momento a nuestro campo. No podemos estar aventando a nuestros campesinos a competir contra los agricultores estadounidenses, los agricultores de maíz estadounidense, cuando ellos están subsidiados en algunos casos y también tienen precios, como te comentaba, en combustibles, en fertilizantes, en la propia semilla, pues mucho más competitivo que lo que tiene el agricultor mexicano.
Entonces, por supuesto que nosotros nos solidarizamos desde el consejo, nos solidarizamos con nuestros agricultores, con nuestros productores agrícolas y pues el llamado es justamente ese, que haya esas mesas de negociación, de diálogo, que haya solidaridad y que haya colaboración y disposición de impulsar a nuestros productores por parte de las autoridades federales.
Eugenio Amézquita Velasco
Pues qué bueno, afortunadamente vivimos en un país donde primero son los pobres. Te quiero agradecer, Jorge, tu entrevista y vamos a estar muy al pendiente de qué sucede y que también nos mantengas al tanto de la industria aquí de Celaya, que sabemos que también hace grandes esfuerzos y además son los generales de empleos, que ese es el otro detalle que también tienen nuestros buenos amigos los empresarios. Te agradezco, Jorge.
Jorge Gámez Campos
Muchísimas gracias, Eugenio. Un saludo a ti y a todo tu auditorio.
Eugenio Amézquita Velasco
Gracias. Soy Eugenio Amézquita y esto es Metro News. #MetroNewsMx

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