La Saga/Redacción Metro News MX
El campo mexicano ha dicho basta. En medio de protestas por el precio de garantía del maíz, miles de agricultores han comenzado a denunciar públicamente lo que durante años se susurraba en voz baja: el crimen organizado ha tomado el control de zonas rurales, extorsiona a productores, manipula el acceso al agua y amenaza la viabilidad de la agricultura nacional. El hartazgo no es nuevo, pero ahora se ha vuelto visible, urgente y colectivo.
En estados como Sinaloa, Michoacán, Guerrero y Zacatecas, los testimonios se multiplican. Agricultores que antes callaban por miedo, hoy se plantan en carreteras, oficinas gubernamentales y medios de comunicación para exigir no solo precios justos, sino seguridad para sembrar, cosechar y vivir. La violencia rural ya no es un fenómeno aislado: es una estructura paralela que compite con el Estado por el control del territorio.
Sinaloa: control del agua y extorsión sistemática
Según un reportaje de El Imparcial publicado el 16 de febrero de 2025, los agricultores de Sinaloa enfrentan una realidad alarmante: el crimen organizado ha extendido su dominio sobre los módulos de riego, extorsionando a los productores y manipulando el acceso al agua, un recurso vital para sus cultivos. La nota documenta amenazas directas, cobros ilegales y violencia contra quienes se niegan a colaborar.
En otro artículo de Infobae del 15 de mayo de 2025, se detalla cómo la disputa interna del Cártel de Sinaloa ha puesto en riesgo la siembra, la cosecha y la comercialización agrícola. Los grupos delictivos han convertido el campo en un escenario de enfrentamientos, afectando no solo la producción local, sino el abasto nacional de alimentos.
Michoacán y Guerrero: tierra sitiada
En Michoacán, los productores de aguacate, limón y maíz han denunciado durante años el cobro de “cuotas de seguridad” por parte de grupos armados. En Guerrero, los cafetaleros han sido desplazados por la violencia. Aunque estas denuncias han sido documentadas por medios como Animal Político y Proceso, en 2025 se han intensificado, coincidiendo con el paro nacional agrícola que ha paralizado carreteras en 18 estados.
Protestas con fondo criminal
Aunque el foco mediático ha estado en el precio del maíz —los productores exigen 7,200 pesos por tonelada, mientras el gobierno ofrece 6,050—, el trasfondo de muchas protestas incluye la exigencia de seguridad y justicia. En la cobertura de El País del 27 de octubre de 2025, se señala que el aumento de los costos de producción no solo se debe a factores económicos, sino también a la inseguridad que encarece el transporte, la protección y la operación agrícola.
¿Por qué ahora el hartazgo?
El hartazgo campesino ha llegado a un punto de quiebre por tres razones:
-La impunidad: Los grupos criminales operan sin freno en zonas rurales, mientras las autoridades locales y federales se deslindan o minimizan el problema.
-La invisibilidad: Durante años, el campo ha sido ignorado en la narrativa nacional. Hoy, los bloqueos y protestas obligan a mirar lo que antes se ocultaba.
-La pérdida de viabilidad: Sembrar ya no es rentable ni seguro. Los agricultores enfrentan precios bajos, insumos caros y amenazas constantes.
¿Qué exigen los productores?
Más allá del precio del maíz, los agricultores exigen:
- Presencia real del Estado en zonas rurales.
- Desmantelamiento de redes criminales que controlan el agua, el transporte y la comercialización.
- Protección legal y física para quienes denuncian.
- Reformas estructurales que reconozcan al campo como espacio estratégico, no como zona de sacrificio.
¿Qué dice el gobierno?
La presidenta Claudia Sheinbaum ha reiterado que “las mesas de diálogo están abiertas”, pero no ha abordado públicamente el tema del crimen organizado en el campo. En la mañanera del 28 de octubre, no hubo mención a la violencia rural, aunque sí se compartió contenido viral en redes sociales, lo que fue criticado por líderes campesinos y periodistas como Alejandra Escobar.
El campo como territorio de disputa
La lucha por el precio del maíz es también una lucha por el control del territorio. Los agricultores no solo quieren sembrar: quieren recuperar su tierra, su libertad y su dignidad. El narco ha convertido el campo en zona de guerra silenciosa. Hoy, los productores han decidido romper el silencio.
La pregunta no es si el gobierno puede resolver el conflicto. La pregunta es si quiere enfrentar a los poderes que han colonizado el campo. Porque sin seguridad, no hay producción. Y sin producción, no hay país. #MetroNewsMx

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