Latinus/Redacción Editorial Metro News
-El acoso judicial marca el 2025 como un año de quiebre histórico, con 51 casos documentados de asedio legal contra la prensa.
-La censura en México muta hacia una estrategia de silenciamiento administrativo y judicial, disfrazada bajo un manto de legalidad.
-El libro Cállense une a voces de todas las ideologías ante la gravedad de un régimen que busca demoler la credibilidad mediática.
El análisis al editorial de Héctor de Mauleón en Latinus, revela una mutación profunda en los mecanismos de control estatal sobre la narrativa pública en México. El texto no solo denuncia la violencia física, sino que pone especial énfasis en el acoso judicial como la nueva frontera de la censura.
Este fenómeno se describe como una "censura disfrazada de legalidad", donde las leyes diseñadas para proteger (como aquellas contra la violencia de género) son instrumentalizadas para amordazar a la crítica.
La exposición de De Mauleón identifica una transición alarmante: del asedio verbal y la violencia del crimen organizado, a una operación institucional de silenciamiento. El análisis destaca tres pilares fundamentales.
Pimero, la instrumentalización del Derecho. El uso de denuncias por daño moral o calumnias no busca justicia, sino el agotamiento de recursos y la intimidación del periodista. El caso de Campeche, con la imposición de un censor oficial, representa un retroceso democrático sin precedentes que evoca épocas de autoritarismo puro.
Segundo, la depuración de espacios críticos. El periodista señala una sustitución sistemática de analistas por figuras alineadas al oficialismo. Esta estrategia busca crear una cámara de eco donde la disidencia no es debatida, sino eliminada de la esfera pública, afectando directamente el derecho de la ciudadanía a recibir información plural.
Tercero, la unidad en la diversidad. Es notable el énfasis en la antología "Cállense". Que figuras de espectros ideológicos opuestos coincidan en un diagnóstico de gravedad extrema es el indicador más contundente de que la amenaza ya no es una cuestión de postura política, sino de supervivencia democrática y libertad de expresión básica.
El texto concluye que el 2025 no fue solo un periodo de cambios administrativos, sino el año en que el régimen consolidó un mensaje punitivo: la opinión crítica, incluso la de ciudadanos comunes en redes sociales, ahora conlleva un riesgo judicial.
La transcripción de la reflexión de Héctor de Mauleón, en Latinus
Héctor de Mauleón:
Con 51 casos de acoso judicial a periodistas documentados en el primer semestre de este año, 2025 se ha convertido en un año histórico, un año de quiebre. La organización Artículo 19 había documentado, por ejemplo, 40 casos de asedio en 2021; cuatro años más tarde, en solo siete meses de 2025, no solo se alcanzó esa cifra, sino que cinco meses antes de que acabara el año se dieron 11 casos más. No se trata de casos aislados; esta situación está ocurriendo actualmente en 18 estados, más de la mitad del país. Y no se trata solo de casos que atañen a los pequeños virreyes y a los aspirantes a autócratas que gobiernan estados como Campeche, Puebla y Tamaulipas.
Desde 2018, este asedio empieza en el micrófono más alto, más poderoso, más importante del país; desde la tribuna más alta de la República. Los periodistas de México no solo se encuentran bajo el acoso de la violencia y el crimen organizado, que incendian incontables regiones, incontables municipios e incontables estados de la República, y que han llenado México de zonas silenciadas por el miedo en regiones donde el periodismo prácticamente se extinguió; en lugares de la frontera, las costas y la sierra, donde no sabemos bien a bien qué está pasando.
Los periodistas de México se encuentran también, y sobre todo, bajo el asedio de funcionarios públicos con un 45 por ciento de los casos registrados, así como de políticos y candidatos, de quienes procede un 30 por ciento más de los casos que Artículo 19 ha documentado. Artículo 19 lleva el registro de la cantidad de insultos que se lanzaron desde el púlpito presidencial durante el sexenio de López Obrador en contra de medios y periodistas, en un tiempo en el que el discurso oficial hablaba de la existencia de una libertad de expresión absoluta mientras emprendía, al mismo tiempo, la demolición sistemática del prestigio y de la credibilidad de los medios y de los periodistas no alineados.
El cambio de gobierno solo agravó las cosas. A la desautorización durante el sexenio de López Obrador, le siguió una operación vertiginosa de silenciamiento por parte del gobierno de Claudia Sheinbaum, que ha consistido en eliminar de las mesas de debate en radio y televisión, y espacios de la prensa escrita, a las voces incómodas para reemplazarlas por porristas que se hacen pasar por analistas políticos. La lista de nombres que han sido eliminados de esos espacios ya es apabullante.
Esta semana se presentó y ha comenzado a circular un libro que documenta la manera en que la censura cambió de rostro en México. Se trata de Cállense, una antología de textos periodísticos recopilados por el periodista de izquierda Humberto Musacchio, en el que conviven plumas tan distantes entre sí —periodística, política e ideológicamente— como las de Gerardo Esquivel y Denise Dresser, como las de Julio Hernández López y Sergio Sarmiento, como las de Alejandro Encinas y Jesús Silva-Herzog Márquez, como pueden serlo la del propio Musacchio y la de Juan Ignacio Zavala, entre otros cuarenta autores.
Cuando un gremio que no suele distinguirse mucho por sus coincidencias, cuando un gremio que abarca un abanico extenso de posturas y de miradas sobre la realidad política de México llega a coincidir de manera tan clara y tan frontal en un asunto determinado, es porque este asunto reviste, sin lugar a dudas, una gravedad extrema. En el libro compilado por Musacchio, Ciro Gómez Leyva, Carlos Loret de Mola, Salvador Camarena, Carlos Bravo Regidor, Gabriela Warkentin, Héctor Aguilar Camín, Roberta Garza, René Delgado, David Aponte, Raymundo Riva Palacio, Francisco Garfias y José Luis Martínez abordan un cambio fundamental en el ejercicio de la censura; un cambio que se volvió escándalo en este 2025 que está a punto de terminar.
La persecución desde el derecho, la censura disfrazada de legalidad, la embestida contra la prensa a través de denuncias por violencia política en razón de género, por daño moral y por supuestas calumnias. Una embestida, por lo demás, que en 2025 no solo se ha dirigido a periodistas con extremos escandalosos —como en Campeche, donde un tribunal le prohibió al periodista Jorge Luis González mencionar a la gobernadora Layda Sansores, sino que le puso incluso un censor oficial que califique la pertinencia de sus publicaciones y sus declaraciones—, sino también una embestida en contra de ciudadanos comunes y corrientes que fueron sometidos a procesos judiciales y administrativos por expresar una opinión crítica en redes sociales.
El libro compilado por Musacchio deja registro de un año que marcó el banderazo de salida a una nueva forma de acoso, de asedio, de persecución; a una nueva forma de censura en el país más democrático del mundo, donde cincuenta periodistas han sido asesinados en los últimos siete años y en donde el régimen aprovechó el año 2025 para enviar un mensaje: Cállense.
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