Justicia para Eugenia: ¿Suicidio o Feminicidio? /VIDEO
Redacción
-“Mi hija no se suicidó, la mataron”: madre exige reabrir caso cerrado en solo diez días por autoridades.
-Eugenia fue violentada por años; sus diarios, audios y fotos revelan un patrón de abuso ignorado por el sistema.
-La carpeta se cerró sin valorar pruebas clave; posible violación al protocolo feminicida recomendado por la ONU.
-Si no la mató él, la empujó: pareja de Eugenia habría inducido su muerte tras años de maltrato físico y emocional.
-María Teresa se convierte en la voz que el Estado le negó a su hija: exige justicia, verdad y reparación.
-El sistema falló: sin perspectiva de género, sin protocolos, sin justicia para Eugenia ni para su familia.
-Las imágenes que dejó son horribles; los últimos años de su vida fueron de desesperación y aislamiento.
-La familia desconocía la violencia que Eugenia sufría; ahora lucha por que su verdad salga a la luz.
-“Justicia para Eugenia” no es consigna: es exigencia ética ante un Estado que calla frente a la violencia feminicida.
-Reabrir el caso no es solo legal: es memoria, reparación y defensa de todas las mujeres que aún no tienen voz.
"Hola, buenas tardes, mi nombre es María Teresa Solís, soy la mamá de Eugenia, Euge para quienes la conocieron y quiero decirles que mi hija no se suicidó, a mi hija la mataron y por qué estoy diciendo esto, porque es muy extraño que a diez días del suceso la carpeta de investigación se haya cerrado sin que las autoridades hayan tomado en cuenta una serie de testimonios y de pruebas que yo aporté. Hoy estoy en espera de una audiencia con un juez de control para que él considere si el caso puede ser reabierto. Les pido a todos ustedes su ayuda para que esto suceda y estoy convencida que si yo estoy equivocada, que si esta persona no tuvo la culpa y tiene que estar en libertad, adelante, pero si no es así, tiene que pagar su culpa".
"Pues bien, debo decirles que Euge fue una mujer muy inteligente, ella y yo manejábamos una serie de claves desde que era muy pequeña y me dejó muchísimas pistas para que yo encontrara la verdad y la verdad es que ella fue violentada sistemáticamente a lo largo del tiempo y sus diarios, sus archivos de audio, algunas imágenes que tiene en forma de vídeo en su computadora, me hacen ver que lo más probable es que ella no se haya suicidado".
"Lo más probable es que esa persona, su pareja, la mató. Si no lo hizo materialmente, la obligó de muchas maneras para tomar esa decisión. Ella alcanzó a poner un par de denuncias por maltrato físico".
"Las fotografías que ella guarda en sus dispositivos electrónicos son horribles. Los últimos dos años de su vida fueron espantosos. Se fue sumiendo poco a poco en la desesperación y no tuvo de dónde asirse para poder salir".
"La familia no sabíamos que ella había sido violentada a lo largo del tiempo. Tampoco conocíamos que la familia de él había contribuido de mucha manera para que ella fuese violentada. Yo no sé, pero creo que ella no se suicidó y voy a seguir investigando todo lo que pueda para encontrar su verdad, su verdad".
"En este momento yo soy su voz. En este momento me toca a mí hacer la parte que ella no alcanzó a hacer. Yo quisiera que esto sirva para que otras personas, otras mujeres, otras niñas no sufran lo mismo que ella sufrió, pero sobre todo si esta persona es culpable, pues que no pueda lastimar a ninguna más".
"Justicia para Eugenia. Eso es lo único que busco. Justicia para Eugenia".
“Justicia para Eugenia": cuando el amor de una madre es más valiente que la Fiscalía
El testimonio de María Teresa Solís, madre de Eugenia, es un llamado urgente, doloroso y profundamente revelador sobre las fallas estructurales que persisten en el sistema de justicia mexicano frente a los casos de violencia feminicida. Su declaración no solo interpela a las autoridades, sino que también desnuda la invisibilización de las víctimas, el abandono institucional y la revictimización de las familias que buscan justicia.
El análisis editorial: Cierre prematuro de la carpeta: ¿negligencia o encubrimiento?
Que la carpeta de investigación haya sido cerrada apenas diez días después del fallecimiento de Eugenia, sin considerar los testimonios ni las pruebas aportadas por su madre, es un hecho gravísimo. En México, el protocolo de investigación ante muertes violentas de mujeres exige que toda muerte sospechosa de mujer sea investigada como feminicidio hasta que se descarte lo contrario. El cierre exprés de la carpeta sugiere una violación directa al Protocolo Latinoamericano de Investigación de Muertes Violentas de Mujeres por Razones de Género, adoptado por la Fiscalía General de la República y recomendado por la ONU.
Eugenia como sujeto de violencia sistemática
El relato de María Teresa revela que Eugenia fue víctima de violencia psicológica, física y posiblemente sexual durante años. Las denuncias previas, los archivos digitales, los diarios y las imágenes que dejó son indicios de un patrón de abuso prolongado. En este contexto, hablar de suicidio sin investigar el entorno de violencia es una omisión institucional que puede encubrir un feminicidio indirecto o inducido.
La violencia feminicida no siempre se manifiesta en un acto explícito de asesinato. Puede ser el resultado de una coerción emocional, aislamiento, manipulación y desgaste psicológico que lleva a la víctima a una situación límite. Si Eugenia fue empujada a esa decisión por su pareja, **la responsabilidad penal puede extenderse más allá del acto físico.
La familia como última línea de defensa
María Teresa se convierte en la voz que el sistema le negó a su hija. Su papel como investigadora, defensora y denunciante es el reflejo de miles de madres en México que han tenido que convertirse en peritos, abogadas y activistas ante la indiferencia de las autoridades. Su insistencia en reabrir el caso, su disposición a aceptar la verdad incluso si contradice sus sospechas, y su llamado a proteger a otras mujeres, muestran una ética de justicia profundamente humana y valiente.
Los obstáculos estructurales
El caso de Eugenia expone varios problemas estructurales:
-Falta de perspectiva de género en ministerios públicos y jueces.
-Desconfianza institucional: las pruebas aportadas por la madre no fueron valoradas.
-Ausencia de protocolos interinstitucionales para casos de violencia prolongada.
-Desigualdad en el acceso a la justicia: sin recursos, las familias enfrentan procesos legales complejos y costosos.
Justicia para Eugenia: más que una consigna
“Justicia para Eugenia” no es solo una exigencia legal. Es una demanda ética, política y social. Implica reconocer que la violencia contra las mujeres no termina con su muerte, sino que se perpetúa cuando el Estado falla en investigar, sancionar y reparar. Implica también que la verdad debe ser construida con las voces de quienes conocieron a la víctima, no solo con los dictámenes fríos de una carpeta cerrada.
Conclusión crítica
El testimonio de María Teresa Solís debe ser escuchado por jueces, fiscales, legisladores y sociedad civil. No solo por lo que dice sobre Eugenia, sino por lo que revela sobre el sistema. Si el Estado no investiga con perspectiva de género, si no escucha a las familias, si cierra carpetas sin agotar pruebas, entonces está fallando en su deber más básico: proteger la vida y la dignidad de las mujeres.
Reabrir el caso no es solo una cuestión legal. Es un acto de reparación, de memoria y de justicia. Porque como dice María Teresa: “En este momento yo soy su voz”. Y esa voz merece ser atendida. #MetroNewsMx
 






