Redacción
-Grupos criminales usan panteones como fosas clandestinas; cuerpos ocultos en gavetas sin nombre en Celaya, Yuriria y Salvatierra.
-La Fiscalía admite que “negar es imposible”; cementerios se han convertido en escenarios de encubrimiento y terror.
-Más de 974 cuerpos sin identificar están almacenados; la crisis forense revela negligencia y falta de tecnología estatal.
-Colectivos de madres buscadoras lideran exhumaciones; su presión ha obligado a investigar cementerios municipales.
-Desde 2009 se han hallado más de 750 fosas clandestinas; Guanajuato vive una crisis de desapariciones sin precedentes.
-Se reportan ataques armados en funerales; el crimen organizado irrumpe incluso en actos de luto y espacios sagrados.
-Cementerios profanados, cuerpos sin nombre y silencio oficial: Guanajuato enfrenta una tragedia que exige justicia urgente.
El Equipo Milenio plasmó la realidad del manejo de cuerpos de víctimas de violencia por parte del crimen organizado y cómo son sepultados clandestinamente en panteones. (https://www.milenio.com/comunidad/grupos-criminales-ocultan-cuerpos-panteones-guanajuato)
El artículo, titulado "Grupos criminales ocultan cuerpos en panteones de Guanajuato; Fiscalía admite: “Negar es imposible”", plasma como "en Yuriria, Celaya y Salvatierra, grupos criminales han utilizado panteones para ocultar cuerpos en gavetas y fosas clandestinas".
La crisis de seguridad en Guanajuato ha escalado a un nivel macabro, donde los cementerios, lugares de descanso final, se han transformado en escenarios de violencia y encubrimiento criminal. En el estado, la situación de las personas desaparecidas ha alcanzado proporciones alarmantes, y la respuesta de las autoridades se ha visto sobrepasada por la magnitud del problema, una realidad que se hace patente en los panteones y las fosas clandestinas, reconoce el Equipo Milenio.
A continuación, un análisis de los puntos clave que definen la crisis forense y de seguridad en Guanajuato:
-Fosas clandestinas: Guanajuato enfrenta una grave crisis con la proliferación de fosas clandestinas en zonas urbanas y rurales.
-Panteones como fosas: Los cementerios municipales se han convertido en posibles sitios para ocultar cuerpos, profanando los espacios de descanso.
-Identificación forense: Más de 900 cuerpos no identificados en el estado evidencian la falta de recursos y tecnología para el análisis.
-Madres buscadoras: Los colectivos de búsqueda lideran la exhumación de fosas comunes, buscando a sus familiares entre cientos de cadáveres.
-Lenta respuesta: A pesar de las solicitudes de los colectivos, las autoridades demoraron en iniciar la exhumación de fosas comunes.
-Cuerpos sin reclamar: La gran mayoría de los cuerpos encontrados no han sido reclamados, lo que subraya el alto índice de desaparecidos.
-Puntos rojos: Municipios como Irapuato, León y Salvatierra se han identificado como focos rojos por el elevado número de hallazgos.
-Más de 750 fosas: Desde 2009, se han descubierto más de 750 fosas clandestinas, una cifra en constante crecimiento.
-Crisis en aumento: El estado enfrenta un aumento en las desapariciones, un fenómeno que se relaciona directamente con los hallazgos.
-Exhumación demandada: Los colectivos de búsqueda han solicitado la exhumación de 870 cuerpos de panteones.
La crisis de Guanajuato en los panteones
La realidad de Guanajuato se ha visto marcada por una violencia implacable que ha llevado a los grupos criminales a utilizar los cementerios no solo como un lugar para ocultar sus crímenes, sino también como un espacio para amedrentar a la población, interrumpiendo funerales y creando un ambiente de miedo. La situación se ha vuelto tan crítica que los propios panteones municipales se sospecha que son utilizados como fosas clandestinas, escondiendo los cuerpos de víctimas no identificadas entre las tumbas de personas que sí tuvieron un funeral digno.
El problema trasciende la simple delincuencia, al develar una profunda crisis en la capacidad del estado para gestionar y resolver las desapariciones. Los colectivos de búsqueda, impulsados por la desesperación de no encontrar a sus familiares, han sido los principales motores de la acción. Estos grupos, conformados en su mayoría por mujeres, han presionado incansablemente a las autoridades para que investiguen los cementerios, convencidas de que las fosas comunes son un depósito de cuerpos sin identificar. Se estima que hay cerca de 870 cuerpos sin identificar tan solo en las fosas comunes de los panteones de Guanajuato.
El desafío forense
A la par de la violencia, el estado de Guanajuato enfrenta una crisis forense sin precedentes. La Fiscalía General del Estado ha resguardado un total de 974 cuerpos que no han sido identificados, la mayoría almacenados en cámaras de refrigeración en la unidad de identificación de personas fallecidas. Esta situación evidencia los grandes retos que enfrentan las autoridades forenses. Muchos de estos cuerpos no han sido reclamados, y en otros casos, la falta de tecnología o la negligencia pasada hace imposible la identificación, un hecho que la Fiscalía busca remediar con la creación de una unidad forense hace cinco años.
La presión de los colectivos ha llevado a las autoridades a considerar la exhumación de las fosas comunes, una exigencia que los colectivos han mantenido por más de un año, pero que solo recientemente ha sido retomada con mayor seriedad. Esta medida es vital para que se realicen las pruebas de ADN necesarias que permitan dar un nombre y apellido a los cuerpos y, con suerte, devolver la paz a las familias que llevan años buscando a sus seres queridos.
La violencia, una constante
Desde el año 2009, la crisis de los desaparecidos se ha profundizado en Guanajuato, sumando más de 750 fosas clandestinas que se han localizado a lo largo y ancho del estado. Este fenómeno se concentra en municipios como Irapuato y León, donde se han dado los hallazgos más notorios. Por ejemplo, en Irapuato, en una sola fosa se encontraron 17 cuerpos, de los cuales se identificaron 13. En otro hallazgo, en la comunidad de la Calera, también en Irapuato, se encontraron 32 cuerpos y fragmentos humanos sin contabilizar.
La violencia ha llegado al extremo de irrumpir en los actos de luto. Se ha reportado la interrupción de entierros y ataques armados en pleno panteón, cobrando la vida de dos personas y dejando heridas a varias más. Estos incidentes no solo demuestran la audacia de los grupos criminales, sino que también revelan cómo la violencia ha permeado cada aspecto de la vida cotidiana, incluso el momento más sagrado y de respeto como es un funeral.
La situación de Guanajuato es una muestra de cómo el crimen organizado puede llegar a dominar un territorio, no solo con actos de violencia, sino también con el control de los espacios públicos y la profanación de lugares simbólicos, como los cementerios.
La lucha de los colectivos de búsqueda es la única esperanza para muchas familias que buscan una respuesta en medio de la crisis, y la presión que ejercen es la que finalmente ha puesto en la agenda pública la necesidad urgente de acción, exhumaciones y una verdadera identificación de los cuerpos. El futuro de cientos de familias en Guanajuato depende de la resolución de este grave problema que ha convertido los panteones en fosas de terror. #MetroNewsMx
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