Redacción
-El medio digital Informador del Bajío, evidencia una actitud deleznable de la actual administración municipal
-El gobierno de Celaya omite retratos de exalcaldes, borrando símbolos de continuidad democrática en el Salón Presidentes.
-Juan Miguel Ramírez Sánchez manipula la memoria institucional mientras su equipo compra silencio.
-Borrar rostros y controlar narrativas: Celaya enfrenta una doble traición a la transparencia y a su historia republicana.
"GrilloInformador 🦗
🔊 #OPINIÓN: En #Celaya parece que aplican la de “si no lo veo, no existió”.
✅ Resulta que para instalar los aires acondicionados del Salón Presidentes —donde los ediles sesionan cómodamente sus respectivas comisiones— retiraron las fotografías de, al menos, los últimos tres presidentes municipales anteriores a la “Cuatrote”.
✅ Hablamos de los retratos de Elvira Paniagua Rodríguez (2018-2021), Javier Mendoza Márquez (2021-2024) y Salud García Rodríguez (provisional del 30 de marzo al 3 de junio de 2024).
✅ Lo curioso es que la instalación concluyó hace ya varios días —si no es que semanas— pero las fotografías no regresaron a su lugar.
✅ Nuestro “Grillito” recuerda que, aunque no exista reglamento escrito, siempre se respetó la tradición de exhibir a quienes ocuparon el cargo, sin importar persona o partido. Hoy, de un plumazo, esa costumbre parece ignorada.
✅ Quizá alguien necesite recordar que borrar rostros no borra historias. Y como diría el dicho: quien no conoce su historia, está condenado a repetirla.
Hasta la próxima".
El texto, tomado de la fanpage de Facebook de Informador del Bajío es contundente.
El Salón Presidentes no es solo un recinto funcional para sesiones edilicias; es también un espacio simbólico de continuidad institucional. Exhibir los retratos de quienes han ocupado la presidencia municipal representa una forma de reconocer la pluralidad democrática, la alternancia política y la historia administrativa de la ciudad.
La omisión de los últimos tres alcaldes —todos anteriores a la administración de la Cuarta Transformación— no puede leerse como un simple descuido técnico. En el contexto político actual, la ausencia prolongada de sus imágenes sugiere una operación de borrado simbólico, una forma de reescribir la narrativa desde el poder.
“Si no lo veo, no existió”: negación como estrategia
La frase que encabeza el texto —“si no lo veo, no existió”— es una crítica mordaz a la actitud institucional que confunde la gestión pública con la propaganda política. Al retirar los retratos y no reponerlos, se transmite el mensaje de que la historia comienza con los actuales gobernantes, ignorando el principio de continuidad democrática.
Este tipo de negación simbólica es peligroso porque:
-Deslegitima el pasado reciente, incluso si fue políticamente adverso.
-Rompe con la tradición republicana de reconocer a todos los que han ejercido el cargo.
-Reduce la memoria institucional a una herramienta de conveniencia, no de verdad.
Tradición no escrita, legitimidad tácita
El texto señala que no existe un reglamento que obligue a exhibir los retratos, pero que la costumbre ha funcionado como norma tácita. En derecho consuetudinario, las prácticas reiteradas y aceptadas por la comunidad tienen fuerza normativa. Ignorar esta tradición sin justificación pública es una forma de romper el pacto simbólico entre ciudadanía e institución.
Borrar rostros, borrar contextos
Los tres alcaldes omitidos representan distintos momentos políticos:
-Elvira Paniagua: primera mujer en ocupar el cargo en Celaya.
-Javier Mendoza: gestión marcada por la crisis de seguridad.
-Salud García: alcaldesa más joven en la historia de Celaya
Excluir sus imágenes es excluir sus contextos, sus aciertos y errores, sus desafíos. Es una forma de simplificar la historia para que encaje en una narrativa oficial, lo cual empobrece el debate público y la comprensión ciudadana del devenir político.
El cierre del texto —“quien no conoce su historia, está condenado a repetirla”— no es solo una advertencia, sino una llamada a la resistencia cívica. En tiempos donde el poder busca controlar no solo el presente sino también el relato del pasado, preservar la memoria institucional se vuelve un acto de defensa democrática.
La actitud que plasma este texto revela una tendencia preocupante: la instrumentalización del espacio público para borrar, omitir o reconfigurar la historia según intereses políticos. No reponer los retratos no es una omisión técnica, es una decisión simbólica. Y como toda decisión simbólica, merece ser cuestionada, documentada y resistida.
El mensaje ciudadano al alcalde de Celaya
"Señor Presidente:
La memoria institucional no es decorado, ni ornamento político. Es testimonio. Es continuidad. Es el espejo donde se refleja no solo el poder, sino también la responsabilidad de quienes lo han ejercido antes que usted.
La decisión —o la omisión deliberada— de no reponer los retratos de sus antecesores en el Salón Presidentes no es un gesto menor. Es una señal preocupante de cómo se concibe el poder en su administración: como punto de partida, no como eslabón de una cadena democrática.
Usted encabeza un gobierno que se dice transformador. Pero transformar no es borrar. Gobernar con altura implica reconocer incluso a quienes pensaron distinto, actuaron distinto, o enfrentaron contextos distintos. La historia no se edita por conveniencia. Se honra, se aprende de ella, se confronta si es necesario, pero nunca se silencia.
La tradición de exhibir los rostros de quienes ocuparon la presidencia municipal no es un capricho estético. Es un pacto simbólico con la ciudadanía. Es la forma en que Celaya reconoce que su historia no empieza ni termina con un solo nombre.
Le exhortamos, con respeto pero con firmeza, a corregir esta omisión. A demostrar que su administración no teme al pasado, sino que lo entiende como parte de su legitimidad. Porque quien borra rostros, termina borrando también el rostro de su propia credibilidad.
La historia no se cancela. Se construye.
Atentamente,
Los ciudadanos que creen en la memoria como fundamento del futuro" #MetroNewsMx #GuanajuatoDesconocido
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