Jesús Silva-Herzog Márquez/Latinus
-El huachicol fiscal pone a prueba a Claudia Sheinbaum;enfrenta el legado opaco y militarizado del sexenio de López Obrador.
-El ejército recibió poder, dinero y respaldo presidencial, sin controles ni transparencia: receta perfecta para la corrupción.
-La Marina fue presentada como incorruptible, pero hoy sus altos mandos enfrentan investigaciones por saqueo institucional.
-La Fiscalía actúa contra funcionarios, pero se apresura a exculpar al exsecretario de Marina sin agotar la investigación.
-Si Sheinbaum va en serio, deberá enfrentar que las escaleras de la corrupción siguen sucias hasta los niveles más altos.
El escándalo del huachicol fiscal me parece que es la prueba más seria que ha tenido el liderazgo político de Claudia Sheinbaum, justamente ahora que está por cumplir un año al frente del gobierno de la República. Y es la prueba más seria porque no está simplemente frente a un nuevo escándalo de corrupción en el gobierno, sino que está obligada a confrontar el legado político más corrosivo de su antecesor: el legado de militarismo, el legado del retroceso institucional que vivió nuestro país.
La presidenta Claudia Sheinbaum nunca ha reconocido que lo que vivimos durante el sexenio pasado fue un proceso muy acelerado de militarización. No solamente se le entregó al ejército el combate al crimen organizado, sino que se recurrió a las corporaciones castrenses para hacerse cargo de labores esenciales en la administración pública. El ejército era la corporación que lo resolvía todo: distribuía medicinas, construía refinerías, trenes, carreteras, se encargaba de los aeropuertos y de las aduanas.
Este recurso se nos presentó como una forma de eficiencia. Los soldados iban a entregar a tiempo los proyectos y además iban a significar un ahorro muy significativo para el gobierno. Pero sobre todo se nos dijo, de muchas maneras, que esta era una manera de moralizar la vida pública, porque se decía que el ejército y la marina no estaban motivados por el deseo de lucrar, sino por el compromiso de servir a la nación. Se trataba de corporaciones confiables, formadas de tal manera que estaban perfectamente vacunadas frente a las tentaciones materiales.
Ahora, todo este poder que se le entregaba al ejército no solamente apostaba a la disciplina, sino que estaba revestido de una muy densa opacidad. Esa es la otra característica de las fuerzas armadas: no solamente la disciplina, sino también la opacidad. Por eso hay que decir que durante el gobierno anterior —ese gobierno que no se cansaba de decirnos que estaba limpiando moralmente la vida pública de México— se cocinó la receta perfecta de la corrupción: darle a un pequeño grupo mucho poder, darle a ese grupo muchísimo dinero, muchísimos recursos, entregarle todo el respaldo presidencial y cubrirlo de opacidad.
Yo creo que, frente a lo que hemos visto, es alentador que el gobierno haya procedido, esté procediendo en contra de estos altos funcionarios involucrados con el huachicol fiscal. A mí me parece que esto es una señal positiva, porque son acciones que involucran a miembros muy destacados de la Marina mexicana, contra los cuales está procediendo la Fiscalía General de la República.
Ahora, al mismo tiempo que ha procedido la fiscalía, también estamos viendo intentos muy apresurados, injustificables, por expedirle cartas que exculpan al anterior titular de la Secretaría de Marina de cualquier responsabilidad. Se descarta de inmediato, muy apresuradamente, la conexión de ciertos eventos trágicos con las investigaciones que están en curso. Ni la Fiscalía ni la Secretaría de Seguridad Ciudadana son órganos que podrían detener la sospecha en la antesala del secretario de Marina.
Hay que investigar, y eso implica la necesidad de investigar al mismísimo secretario de Marina durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Y es que los funcionarios que sabemos que estuvieron involucrados en estas operaciones de huachicol fiscal no solamente eran parientes políticos del titular de esta secretaría, sino que eran funcionarios que estaban ejerciendo, con el permiso del secretario de Marina, un gigantesco poder.
Este hilo que se está tocando en este momento —el hilo del huachicol fiscal— es como empezar a ver una enredadísima madeja de poder y de crimen que se implantó durante el gobierno anterior. Y esto hace que Sheinbaum esté a prueba. Si el compromiso de llegar a las últimas consecuencias es cierto, no tardará mucho en darse cuenta, en revelarse, que las escaleras de la corrupción permanecieron muy sucias hasta arriba. #Latinus #MetroNewsMx
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