La Saga/Adela Micha/Redacción Editorial Metro News
-Adela Micha contrasta la negativa oficial de represión con las imágenes de jóvenes golpeados en la marcha reciente.
-El Episcopado Mexicano emite un fuerte mensaje contra la violencia generalizada y la ausencia de paz en el país.
-Monseñor Pérez revela que los obispos caminan junto a un pueblo que se siente vulnerable, enojado y desprotegido.
-La Iglesia denuncia una complicidad que cala hondo y exige acciones diferentes inmediatas por el bien de los mexicanos.
-El Secretario del CEM advierte que no solo falta seguridad, también medicinas, y el trabajo honesto sufre extorsiones.
-Con 120 obispos en todo el territorio, la Iglesia confirma que la crisis de violencia no es nueva y lleva años gestándose.
-Sacerdotes continúan celebrando misas en zonas de alto riesgo y cruzan retenes criminales para asistir a los enfermos.
-El mensaje eclesial busca sembrar esperanza sin negar la cruda realidad ni caer en un optimismo falso y desencarnado.
-El diagnóstico de los obispos señala una alarmante falta de Estado de Derecho donde desaparecen personas sin consecuencias.
-Monseñor lamenta que, con más de 30 mil muertos anuales, parezca que no pasa nada frente a un desorden monumental.
-El crimen de un joven de 16 años en Uruapan evidencia el fracaso absoluto del Estado mexicano frente a la juventud.
-El Diálogo Nacional por la Paz exige terminar con la impunidad y las colusiones entre autoridades y el crimen organizado.
-Ciudadanos ruegan que el gobierno evite que el crimen les quite la mitad de su sustento, más que recibir dádivas.
-La extorsión es el delito más difícil de combatir pues las víctimas no saben ante quién denunciar sin arriesgar la vida.
-Sobre el Plan Michoacán, la Iglesia cuestiona su exclusividad y advierte que se necesitan meses para evaluar resultados.
-El clero critica la polarización política y pide dejar los intereses partidistas para buscar soluciones conjuntas.
-La Iglesia admite ser víctima de la violencia con un promedio de dos sacerdotes asesinados al año, igual que el pueblo.
-Pérez Sandoval aclara que la Iglesia no busca poder político, sino construir el bien común y mantener viva la esperanza.
-Los obispos ofrecen trabajar en la reconstrucción social mediante el diálogo y la reconciliación de los núcleos familiares.
-Monseñor cierra pidiendo al gobierno altura de miras, patriotismo real y apertura al diálogo, no solo discursos políticos.
La Iglesia frente al espejo de la violencia: un llamado urgente a la realidad
En un contexto nacional marcado por la contradicción entre el discurso oficial y la realidad que se vive en las calles, la reciente conversación entre la periodista Adela Micha y Monseñor Héctor Mario Pérez Sandoval, secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano, desnuda la crisis de seguridad que atraviesa el país. Mientras desde el Ejecutivo se niega la represión política tras las manifestaciones recientes, la Iglesia Católica ha decidido alzar la voz no desde el púlpito teológico, sino desde la experiencia de caminar en un territorio herido.
El diagnóstico que presenta Monseñor Pérez Sandoval es devastador y carece de eufemismos. La jerarquía eclesiástica, reunida en su asamblea plenaria, ha concluido que México padece una falta de Estado de Derecho que se traduce en una complicidad que cala en la sociedad. No se trata de casos aislados, sino de una sistemática vulnerabilidad donde el ciudadano común se siente enojado y desprotegido. Los obispos, con su presencia capilar en todo el territorio nacional, atestiguan cómo la extorsión y el cobro de piso se han normalizado al grado de que la gente ya no pide apoyos gubernamentales, sino simplemente que el Estado garantice que el crimen organizado no les arrebate el fruto de su trabajo.
La entrevista pone de relieve un punto crítico: la normalización de la muerte. Con cifras que superan los treinta mil homicidios anuales, la sociedad y el gobierno parecen haber caído en una inercia donde la desaparición de personas y el hallazgo de cuerpos ya no generan las consecuencias jurídicas ni la indignación social esperada. La mención del asesinato de un joven en Uruapan sirve como el ejemplo más doloroso del fracaso del Estado frente a las nuevas generaciones, quienes son reclutadas o asesinadas ante la falta de oportunidades y la impunidad reinante.
Frente a la estrategia de seguridad del nuevo gobierno, como el recién anunciado Plan Michoacán, la postura de la Iglesia es de un escepticismo constructivo. Cuestionan la focalización de la estrategia cuando la emergencia es nacional y advierten que la voluntad política se medirá en los resultados a largo plazo, no en los anuncios espectaculares. Monseñor Pérez Sandoval insiste en que la solución no vendrá de un solo hombre ni de un solo partido; el mesianismo político es insuficiente ante un desorden de tal magnitud.
El papel de la Iglesia, según define su secretario general, se aleja de la búsqueda de poder partidista para centrarse en la reconstrucción del tejido social. A través del Diálogo Nacional por la Paz, buscan incidir en los núcleos familiares y comunitarios, intentando frenar la descomposición que lleva a un nieto a convertirse en sicario. Sin embargo, reconocen que su labor de inyectar esperanza y valores es insuficiente sin la parte rígida de la aplicación de la ley, responsabilidad exclusiva del Estado.
Al final, el llamado es a la altura de miras. La Iglesia, que también pone sus muertos en esta estadística de terror, pide al gobierno abandonar la polarización y el descrédito sistemático a la crítica para sentarse a dialogar. La paz en México, concluyen, requiere algo más que ausencia de guerra; requiere justicia, verdad y un patriotismo que supere la lógica electoral.
La transcripción de la entrevista a Monseñor Héctor Mario Pérez Sandoval con Adela Micha
Adela Micha:
Buen día. Por cierto, la presidenta dijo que no hay persecución política ni represión en contra de los manifestantes de la marcha del sábado pasado. Las imágenes son terribles, de jóvenes maltratados, de jóvenes golpeados, de jóvenes que salieron heridos. Dijo que va a ser la Fiscalía de la Ciudad de México quien determine si ameritan prisión preventiva oficiosa. El delito pues tiene que corresponder a las pruebas que se tienen, ¿verdad? Si requiere prisión preventiva oficiosa o no de acuerdo con el tipo de delito y eso lo tiene que determinar la Fiscalía de la Ciudad de México. No hay, eso sí se puede decir claramente, no hay ni persecución política ni represión. Bueno, no hay represión, no hay persecución política, tampoco hay paz. Y este es un llamado que hace la Iglesia, un llamado contra la violencia en México que en realidad es un llamado de paz. Y me enlazo ahora con Monseñor Héctor Mario Pérez Sandoval, él es secretario general del Episcopado Mexicano. ¿Cómo está Monseñor? Buenos días.
Monseñor Héctor Mario Pérez Sandoval:
Buenos días Adela, gusto en saludarte.
Adela Micha:
Muy bien gracias, igualmente, me da mucho gusto saludarte. Dicen: Ante tanto dolor no podemos callar y tiene que salir la Iglesia a hablar y a pronunciarse. Esto es parte del mensaje que lanza el Episcopado, Monseñor.
Monseñor Héctor Mario Pérez Sandoval:
Así es Adela. Como tú sabes, los obispos nos reunimos dos semanas en el año, en noviembre y en abril, y son semanas de trabajo, de análisis, de compartir experiencias y siempre sacamos un mensaje. Fue muy significativo en esta vez que nos reunimos que el clamor de los obispos era: caminamos con un pueblo que se siente vulnerable, que se siente enojado, que se siente de alguna manera, digamos, sin quién lo pueda proteger, ¿verdad? Falta, no es nada más la seguridad, faltan medicinas, en su trabajo son extorsionados. Es decir, es como si hubiera una complicidad que cala y que necesitamos decir: tenemos que hacer algo diferente por los mexicanos. Esto no es de un partido o de otro, esto es por los mexicanos.
Adela Micha:
Monseñor, esto es parte, este comunicado que lanzan y este pronunciamiento, es parte del resultado de su asamblea plenaria a la que asisten los obispos. Y los obispos conocen muy de cerca la situación que vive el pueblo, hablando del pueblo a lo largo y ancho del país, ¿no Monseñor?
Monseñor Héctor Mario Pérez Sandoval:
Así es. Nosotros somos ciento veinte obispos que acompañamos a cerca de dieciséis mil sacerdotes en todo México y más de veintiocho mil religiosas, más los agentes de pastoral, de catequesis, etcétera. Entonces estamos, pudiera decir, que en casi cada rincón de México presentes. Nosotros no dejamos de celebrar misas en las comunidades donde es peligroso ir a celebrar; nosotros no dejamos de acompañar enfermos aún y cuando tengamos que pasar por retenes.
Es decir, caminamos con el pueblo. Y entonces, al reflexionar sobre lo que estamos viviendo, consideramos que esto no es nuevo, no es de hace un año, esto ya tiene tiempo. Y hemos, todo este año vivimos un año que le llamamos el Jubileo de la Esperanza. Entonces, para poder sacar un mensaje de esperanza no podemos negar la realidad, porque no es un optimismo desencarnado de vamos a estar bien y se acabó, sino es una esperanza que sabemos que en medio de este dolor y de esta situación tenemos que llenar el corazón de los mexicanos con esperanza de que podemos estar mejor. Por eso en el mensaje decimos: Dios no nos ha abandonado. Es decir, podemos tener esperanza, pero por otro lado tenemos que hacer algo para que esta esperanza se empiece a sentir y se empiece a encarnar.
Adela Micha:
Ahora, ¿cuál es el diagnóstico que hacen del país? Porque supongo que también intercambian experiencias de lo que cada uno de ellos ve, vive, escucha por parte de la gente, ¿no? Y me parece que la demanda, la exigencia más clara, más urgente por parte de la gente es la seguridad, Monseñor.
Monseñor Héctor Mario Pérez Sandoval:
Sí, es la falta de Estado de Derecho en muchos lados. Es preguntarnos si alguien, o sea, vemos cómo se sufren extorsiones, desaparecen adolescentes, matan a personas, aparecen cuerpos y no pasa nada. Como si fuera, digo, tenemos ya cuántos años, tú lo sabes mejor, de tener por encima de los treinta mil muertos anuales y pareciera que no pasa nada. Y entonces, aunque podamos pensar que este gobierno ha querido empezar a hacer algo diferente, es tan grande el desorden que está, es tanta la falta de Estado de Derecho en tantos poblados, que duele, duele en el corazón y tenemos que decir: tenemos que hacer más por esto.
Adela Micha:
Bueno, me parece que la prioridad es la seguridad, pero ustedes mencionan también y hacen referencia de otros problemas que aquejan al país, ¿no? Como los problemas económicos, crisis con los migrantes, los jóvenes. Yo ahora estoy en Uruapan y bueno, cuando ves que fue un jovencito de dieciséis, diecisiete años, Monseñor, el que le disparó a Carlos Manzo para matarlo, pues esto habla de un fracaso absoluto del Estado mexicano frente a los jóvenes.
Monseñor Héctor Mario Pérez Sandoval:
Sin duda. Nosotros hace dos años hicimos un encuentro, bueno, muchos encuentros que terminó en un gran encuentro que se llamó Diálogo Nacional por la Paz. Yo estoy seguro que escuchaste de él. Después se hicieron unos compromisos donde le pedimos a los gobernantes que firmaran, y de ahí viene muy claramente la falta de Estado de Derecho, la atención a la niñez y a los adolescentes, el acabar con las complicidades, porque hay complicidades con el crimen organizado. La economía que muchas veces, Adela, yo lo escuché de esto en algún poblado que me decía: No me den, no me den nada, más hagan que no me quiten. Es decir, porque con mi trabajo me sostengo, pero si me quitan la mitad del trabajo el que le tengo que pagar para que no me mate, pues entonces sí me tienen que dar, ¿verdad? Entonces la economía, sí vemos la violencia generalizada sin una respuesta clara del gobierno y de los gobiernos, porque no es nada más el federal, es el federal y los estatales, y cada estado tiene su narrativa ahí muy peculiar, ¿no?
Adela Micha:
Fíjese Monseñor, yo llegué ayer a Uruapan, llevo solamente unas horas, pude recorrer algunas calles, estuve justo en la explanada, ahí en la plaza principal, y justamente eso nos dice la gente: el principal problema es la extorsión. Y sigue ocurriendo, ¿no? Ya están los elementos de la Guardia Nacional y nos dicen: sigue ocurriendo.
Monseñor Héctor Mario Pérez Sandoval:
Pues es terrible lo que están viviendo y es de los crímenes más difíciles de combatir también. Porque si vas a querer que uno vaya y denuncie, yo no sé si hay colusión aquí o complicidad, donde me termino... ¿quién denuncio? ¿frente a quién denuncio? Y entonces hubo un cambio de leyes para hacer la denuncia anónima, pero todavía nos falta mucho avanzar por ahí sin duda.
Adela Micha:
Ahora, ¿cómo ven ustedes la respuesta, por lo pronto del Ejecutivo Federal, de la presidenta Claudia Sheinbaum, frente al asesinato de Carlos Manzo por ejemplo, frente a las manifestaciones del fin de semana y frente al día a día, Monseñor?
Monseñor Héctor Mario Pérez Sandoval:
Eh, pues yo creo que la respuesta no es la... A ver, lo que yo veo es un gobierno federal que quiere responder con un plan para Michoacán. Y lo primero que pensamos: ¿y por qué nada más Michoacán? Ajá, porque lo necesitamos en más regiones, ¿verdad? Este plan está empezando, tendrán que pasar meses para poder decir si hubo, si hay voluntad política para que avance y empezar a poder ver la diferencia. Por eso yo prefería de ese plan decir: bueno, pues ya está el plan, platicamos en unos meses a ver qué sucede. Y por otro lado, una sociedad que quiere mostrar lo que acabo de decir, su hartazgo, ¿verdad? Pero que lo quieren con los discursos polarizar.
Y aquí no se trata de polarizar, porque no es de poner al partido en el centro y de buscar los votos; es de, de una vez por todas, dejar las cuestiones partidistas y escucharnos unos a los otros. Y necesitamos la solución de todos: de los maestros que eduquen, que inspiren a los adolescentes; de la Iglesia, que también nosotros... muchos de estos niños, no creas que no nos duele, pasaron por nuestro catecismo. ¿Y qué no hicimos para infundir el respeto a la vida? O sea, creo que todos tenemos que comprometernos. Nosotros decimos ahí al final de nuestro comunicado: no tenemos todas las soluciones, no se trata de agarrar un libro y poner las soluciones, pero creemos que solamente en las conversaciones, en el encuentro y en la colaboración conjunta encontraremos soluciones que tienen que ser multifactoriales, ¿no? No hay una sola persona que pueda llegar: yo voy a ser el libertador de México, ¿no?
Adela Micha:
Bueno, de hecho la Iglesia también ha sido víctima del crimen, Monseñor.
Monseñor Héctor Mario Pérez Sandoval:
Pues caminamos con el pueblo y vivimos lo que vive el pueblo, ¿verdad? Yo diría que en porcentaje vamos como en el porcentaje, por decirlo de una manera: treinta mil personas en un año, dos sacerdotes asesinados en el año. O sea, caminamos con el pueblo y vivimos la suerte del pueblo.
Adela Micha:
¿Cuál sería y cuál tendría que ser el papel de la Iglesia cuando hacen esta reflexión, cuando hacen este diagnóstico, y esta autocrítica también, de que no estamos haciendo bien frente a los jóvenes por ejemplo, en qué hemos fracasado, y cuál tendría que ser el papel de la Iglesia?
Monseñor Héctor Mario Pérez Sandoval:
Bien, el papel de la Iglesia no es el papel partidista, eso nos queda claro, pero sí tenemos parte en la política. Es decir, porque nosotros construimos el bien común. Entonces, si todo aquel que vaya construyendo el bien común puede participar en ese sentido no partidista en la política. Entonces, para nosotros lo primero es mantener una esperanza en el corazón del mexicano, de que las cosas pueden ser mejores que las que son ahorita, que no fracase el corazón y diga: Bueno, pues así va a ser, así tiene que ser y ya nos dejamos de luchar. Primero mantener la esperanza.
Segundo, reforzar nuestro trabajo evangelizador para que cale más profundamente en los corazones, para que no vengan nada más a misa y se vayan con un mensaje bueno pero no transformador, sino buscar que nuestro mensaje y nuestro acompañamiento transforme los núcleos familiares de donde salen estos sicarios, este crimen organizado. Entonces yo les decía la vez pasada: cuando a mí todavía soy criminal y me da vergüenza que mi abuelita lo sepa, pues todavía tenemos una contención. Pero cuando mi abuelita me pide dinero porque sabe que soy criminal y que tengo dinero, pues entonces ya nada ¿Quién me detiene?
Entonces creo que la Iglesia puede aportar mucho en la concientización, tanto de la esperanza como del respeto a la dignidad humana y a la vida. Y también en programas, que eso lo tenemos a través de este programa de Diálogos por la Paz, donde participamos muy activamente en programas de diálogo y reconciliación familiar, de núcleos familiares, que hay un programa de familia y reconciliación, como de comunidades, ¿verdad? Donde comunidades dialoguen, conversen y encuentren caminos para mejorar.
Digamos que, visto de una manera, esta es la parte blanda pero muy necesaria; pero sin la parte rígida, por decirlo de una manera, de la aplicación de la ley y del Estado, y del hacer que el Estado de Derecho se cumpla, eso no nos toca a nosotros, ni lo podemos hacer, ni lo intentamos hacer, ¿verdad? Jamás vamos a pensar que las armas son el camino. Pero sí podemos aportar en inspirar, en formar, en respetar la vida.
Adela Micha:
Ustedes subrayan en el comunicado que no hablan desde el odio, que hablan desde el amor.
Monseñor Héctor Mario Pérez Sandoval:
Sin duda. A ver, a nosotros nos duele el fratricidio que estamos viviendo, porque no son extranjeros los que están matando a nuestros hermanos, son hermanos que se están matando entre ellos, son miembros de la comunidad, ¿verdad? A veces entre familias.
Claro que nos duele y eso toca nuestro corazón. Y por eso decimos: no es un reclamo a una persona, a un gobierno; es un llamado a los mexicanos. Tenemos que reaccionar. El gobierno es parte de esta solución, sin duda, y parte importante, pero no lo es todo. Entonces a nosotros nos mueve ese amor por el México que sabemos puede existir y no está existiendo, ¿verdad? Porque somos mexicanos los que nos estamos haciendo esto.
Adela Micha:
Oiga Monseñor, ¿y cuál creen que sea la respuesta por parte del gobierno? Porque nos desacreditan las críticas, desacreditan las marchas, desacreditan cualquier tipo de manifestación. ¿Cuál pensarían o qué esperan por parte del gobierno?
Monseñor Héctor Mario Pérez Sandoval:
Pues esperamos diálogo, ¿verdad? Esperamos un diálogo en el que, en otros momentos lo hemos tenido, por lo menos la Iglesia sí lo ha tenido, este diálogo para construir comunidades de paz, para poder poner orden en nuestras comunidades. Nosotros con la Secretaría de Gobernación hemos tenido diálogos en donde se ha podido por lo menos intentar trazar caminos de colaboración para la paz. Vuelvo a insistir, siempre en nuestro ámbito, siempre en el ámbito de los valores, la familia, la educación, acercarnos a darles oportunidades a los adolescentes.
Yo esperaría que el gobierno entienda que el problema no es un partido, el problema es México. Y tenemos que ser más patrióticos y, más que sentirnos agredidos cuando alguien propone algo diferente, entender que no hay una sola respuesta y que no hay un solo actor que pueda cumplir con rescatar esta situación que estamos viviendo.
Adela Micha:
Pues creo que pide usted demasiado Monseñor, porque se requiere altura de miras para creer en los milagros.
Monseñor Héctor Mario Pérez Sandoval:
Yo creo que sí. Contágiense un poco de eso.
Adela Micha:
Pues yo le agradezco. Me parece importante que se pronuncie fuerte y claro la Iglesia, y ojalá tengamos oportunidad pronto de hablar más largo, quizá de manera presencial. Le agradezco, le mando un abrazo desde aquí.
Monseñor Héctor Mario Pérez Sandoval:
Gracias, igualmente. Dios te bendiga.
Adela Micha:
Gracias Monseñor. #MetroNewsMx #GuanajuatoDesconocido

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