Adela Micha/Redacción Editorial Metro News
-Uruapan se queda sin su alcalde tras el vil asesinato de Carlos Manso, un hombre que se atrevió a confrontar al crimen organizado en su territorio.
-El edil pagó con su vida el sueño de pacificar Uruapan, Michoacán y México, convirtiéndose en un símbolo de lucha y resistencia contra la delincuencia.
-Fue acribillado con siete disparos el sábado por la noche mientras celebraba el festival de la vela del Día de Muertos junto a su familia.
-Minutos antes, Manso recorría las plazas, cargando a uno de sus hijos, una escena que lo definía como un hombre de familia y cercano a su gente.
-El arma homicida ya había sido utilizada previamente por grupos criminales de la región, confirmando el origen del ataque.
-Manso no se quedó callado: alzó la voz contra el tráfico de drogas, la extorsión a agricultores, el cobro de derecho de piso y la corrupción criminal.
-El alcalde era un hombre incómodo para el sistema, denunciando la corrupción municipal y la incompetencia de los gobiernos estatal y federal.
-Se atrevió a interpelar a la presidenta Sheinbaum, pidiéndole ayuda y señalando que la estrategia de abrazos no balazos había fracasado.
-La presidenta lo descalificó en la Mañanera en mayo pasado, tras declarar que la policía municipal debería abatir a delincuentes sin consideración.
-El gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedoya, demostró indolencia y burla al reír socarronamente sobre la situación del alcalde.
-Ambos funcionarios mostraron negligencia y sordera ante las repetidas peticiones de ayuda de Manso para garantizar la seguridad de Uruapan.
-El secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, aseguró que Manso contaba con catorce elementos de la Guardia Nacional, protección que fue insuficiente.
-La protección federal que se le brindó no sirvió para mantenerlo con vida, evidenciando una falla total en el resguardo de un servidor público.
-Miles de personas marcharon en Michoacán y Uruapan en repudio al homicidio, acusando al gobernador y a la presidenta de tener las manos manchadas de sangre por sus omisiones.
-La muerte de Manso, la crónica de un asesinato anunciado, deja un legado: la convicción de luchar por recuperar el territorio, sin importar el costo.
Editorial: Indolencia oficial, sentencia de muerte para el valor
El asesinato de Carlos Manso Rodríguez, el valiente alcalde de Uruapan, no es un hecho aislado de la violencia criminal; es el testimonio de una tragedia institucional cocinada a fuego lento por la inacción, la incompetencia y, peor aún, el desprecio político. Su ejecución es el epílogo predecible de una historia donde el valor individual se estrella contra la muralla de la negligencia estatal y federal. Manso pagó con su vida el imperdonable atrevimiento de exigir seguridad y de nombrar a los criminales y a sus cómplices.
La crónica de una muerte anunciada y desatendida
Carlos Manso fue un político incómodo. Su traje era el uniforme de patrullaje; su tribuna, la calle; y su mensaje, una denuncia incesante contra el crimen que asfixia a Michoacán, desde el tráfico de drogas hasta la extorsión a los agricultores. Él sabía que su vida corría peligro y lo advirtió innumerables veces. Pidió ayuda a la máxima instancia, interpeló a la presidenta y retó al gobernador, pero en lugar de recibir el apoyo necesario para un funcionario en la línea de fuego, solo cosechó descalificación, burla y desdén.
La respuesta desde el Palacio Nacional fue una condena en vida disfrazada de doctrina. Cuando Manso planteó la necesidad de abatir a los delincuentes, fue reprendido públicamente bajo el argumento del "Estado de derecho". Mientras se debatía la teoría legal desde la comodidad de un escritorio, en Uruapan el crimen aplicaba su propia ley, una que terminó con la vida de Manso. Esta actitud demuestra una doble moral inaceptable: se ofrece un "abrazo" discursivo a los delincuentes y se le da la "espalda" real a quienes arriesgan todo por defender la legalidad.
La falla garrafal de la protección federal
El secretario de seguridad federal ha intentado justificar la protección brindada: catorce elementos de la Guardia Nacional y dos vehículos. Sin embargo, los hechos son tozudos: la protección falló. No sirvió para evitar los siete balazos que silenciaron al alcalde. La narrativa de que el problema fue la "demasiada gente" en el evento es una excusa pueril que ignora la planificación de una ejecución y la capacidad de las células criminales para infiltrar y rebasar perímetros de seguridad mal diseñados o insuficientes. La protección no debe ser una figura decorativa; debe ser una barrera impenetrable para un hombre que se convirtió en objetivo prioritario del crimen. Si la federación no puede proteger a un alcalde que pidió ayuda, ¿Qué esperanza le queda al ciudadano común?
El cinismo y la indolencia política
El comportamiento del gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedoya, merece un capítulo aparte. Su risotada socarrona ante las preocupaciones de Manso no es solo falta de tacto; es un acto de indolencia política que lo convierte en cómplice moral de la tragedia. La indiferencia y la arrogancia de no escuchar la voz del territorio es lo que permite que el crimen organizado eche raíces. Su incapacidad para erradicar las extorsiones contra los campesinos, a pesar de conocer a los responsables, plantea una pregunta incómoda: ¿Es simple incompetencia o hay complicidad tácita por conveniencia?
La tardía reacción de la presidenta, ofreciendo condolencias a posteriori y convocando al gabinete de seguridad cuando la vida ya se perdió, es un gesto vacío y simbólico. Las acciones llegan tarde. Las lágrimas y los comunicados no lavan la mancha de la omisión y la descalificación previa. La única respuesta efectiva que el gobierno debió dar fue protegerlo con eficacia.
Un símbolo que no debe morir
El asesinato de Carlos Manso es un recordatorio trágico de que en México la lucha contra el crimen sigue siendo una tarea solitaria que a menudo se paga con la vida. Su esposa, Grecia Quiroz, lo definió acertadamente: "mataron al mejor presidente de México", al único que se atrevió a hablar con la verdad sin temor a perderlo todo.
La multitud que se manifestó en Uruapan, que irrumpió en el Palacio de Gobierno y que señaló a los responsables, ha recogido el guante. El legado de Carlos Manso es ahora un estandarte de resistencia. El gobierno podrá silenciar una voz con siete balazos, pero no podrá acallar la exigencia de un pueblo que ya no tolera la negligencia oficial ni la connivencia con el crimen. El costo de este heroísmo individual debe ser la rendición de cuentas inmediata de los responsables políticos por omisión.
La transcripción completa del editorial de Adela Micha
Adela Micha (Comentarista/Host):
¿No te da miedo? Yo te lo preguntaba la otra vez y te lo tengo que preguntar. El miedo es natural al hombre, al ser humano. Y claro que tenemos miedo. ¿No te da miedo ser de los pocos que sigue alzando la voz? Claro que hay, hay claro que valoramos la vida. Tenemos familia, tenemos hijos, queremos vivir. Yo creo que el regalo más preciado que tiene el ser humano es la vida y claro que está en riesgo. ¿Cómo vives tranquilo? No puedo yo esconderme abajo de la cama. La verdad es que la gente tiene miedo incluso a hablar, ¿no? Sí, la gente tiene miedo y tiene temor en todo el país.
Carlos Manso, presidente municipal de Uruapan, un héroe en una época en la que ya no los hay. Un hombre de bien, de claras convicciones, que pisaba fuerte. Lo conocí personalmente, hablé con él muchas veces aquí en mi estudio y a distancia, y desde el primer momento admiré su coraje, su valentía, su fuerza y su determinación. Y tenía un solo sueño, y lo dijo muchas veces: pacificar Uruapan, pacificar Michoacán, pacificar México, quitarle a los criminales el control del país, devolvérselo a la gente. Y pagó con su vida por ese sueño.
Lo asesinaron el sábado por la noche en Uruapan, donde festejaba el festival de la vela del Día de Muertos. Era un hombre que no sabía esconderse, que daba la cara. Siete disparos acabaron con su vida, siete balazos con los que asesinaron a un valiente.
El agresor fue abatido en el acto por elementos de seguridad. El arma con la que se cometió el homicidio ya había sido usada en dos ocasiones por grupos criminales de la región.
Las autoridades dicen que están investigando, pero nada, nada será capaz de borrar su negligencia. Lo que más me duele personalmente es pensar qué va a suceder con su familia. Minutos antes de ser asesinado, Carlos Manso recorrió las calles y las plazas de Uruapan. Iba cargando en brazos a uno de sus hijos. Esa escena lo define. Era un hombre de familia, cercano a la gente, a su gente, en medio de la oscuridad. Lo último que hizo fue celebrar la luz.
Carlos Manso (Alcalde de Uruapan - Audio de Evento):
Para despedir en saludos a toda la gente que nos ve a través de las redes sociales. Nos estamos pasando un día muy agradable en compañía de miles de familias de Uruapan, michoacanas, de México y de otros países también. Mucho paisano que nos visita de Estados Unidos. Bendiciones a todos. Esperemos que pasen un agradable día, una agradable noche y estamos a sus órdenes a todos. ¡Que viva Uruapan! ¡Que viva Michoacán!
Adela Micha (Comentarista/Host):
"Que viva Uruapan y que viva Michoacán" fueron algunas de sus últimas palabras. Hoy a su familia no les queda más que el dolor irreparable de la pérdida, pero también el orgullo de haber tenido a un padre, a un esposo, a un hijo, a un amigo como Carlos Manso, que sin duda pasará a convertirse en un símbolo de lucha, de resistencia y de un profundo amor por México. Esto fue lo que dijo su viuda, Grecia Quiroz:
Viuda de Carlos Manso (Grecia Quiroz - Cita):
No mataron al presidente de Uruapan, mataron al mejor presidente de México, al único que se atrevió a levantar la voz, al único que se atrevió a debatir, a hablar con la verdad, a decir siempre la verdad, sin temor a nada, sin temor a perder su vida, sin temor a dejar a sus hijos huérfanos el día de hoy.
Adela Micha (Comentarista/Host):
De Carlos Manso sobrevive su lucha. Fue un hombre que no se quedó callado, que alzó la voz contra los criminales que trafican droga, que extorsionan a los agricultores, que cobran derecho de piso a los negocios y que corrompieron a las autoridades. Luchó personalmente cuerpo a cuerpo contra los delincuentes, sobre todo para tratar de cuidar a sus paisanos de Uruapan. Lo conocimos por no tener pelos en la lengua, por salir a patrullar el territorio, por no achicarse, por no achicarse nunca. Su uniforme: su típico sombrero, camisa blanca, chaleco antibalas y los pantalones siempre bien puestos.
Pero eso sí, Carlos Manso tuvo que aprender a vivir con miedo. Me lo dijo aquí muchas veces, en lo público y en lo privado también. Sabía que al enfrentar a los delincuentes se ponía en riesgo él y toda su familia, pero también me lo dijo, y así lo demostró, que para él siempre fue mucho más grande la convicción de luchar, de recuperar el territorio, de no dejar que los cárteles impusieran su ley.
Carlos Manso también fue un hombre incómodo, muy incómodo para el sistema, porque denunció la corrupción criminal que había en el gobierno tanto municipal y porque denunció la incompetencia del gobierno de Michoacán y también del gobierno federal. Le habló personalmente a la presidenta [Claudia] Sheinbaum, le pidió ayuda una infinidad de veces. Se atrevió a decirle que la estrategia de "abrazos, no balazos" no había servido de nada. Y vamos, la retó incluso a que si podía resolver la crisis de violencia en Michoacán sin disparar contra los delincuentes, él renunciaba a su puesto. Hizo lo mismo con el gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla.
¿Y cuál fue la respuesta? La indolencia, la prepotencia, la negligencia, la mediocridad. No han podido erradicar las extorsiones contra campesinos, pese a que ya saben qué grupos criminales son los responsables y dónde operan. Una de dos: o son realmente incompetentes o son cómplices. La única vez que hablaron de Carlos Manso en "La Mañanera" del pueblo, la presidenta lo descalificó. Y de pronto pues es fácil, muy fácil opinar desde Palacio Nacional cuando Carlos Manso estaba ahí en el territorio arriesgando la vida. Esto fue lo que dijo la presidenta en mayo pasado:
Periodista (Mañanera):
Presidenta, preguntarle su opinión sobre el alcalde de Uruapan, en estas declaraciones que hizo el día de ayer, Carlos Manso, que declaró que la policía municipal debe abatir a los delincuentes sin ninguna consideración.
Claudia Sheinbaum (Presidenta - Mañanera):
Pues está mal [por el] Estado de derecho. O sea, para una persona que comete un delito pues hay un sistema penal acusatorio en México, y lo que tiene que haber es una carpeta de investigación, una detención en flagrancia y pruebas que permitan determinar si la persona es culpable o no. Entonces, lo otro es regresar a la guerra contra el narco, y eso no, eso tuvo un costo y sigue teniendo un costo muy grande en nuestro país. Y si hablamos de indolencia...
Adela Micha (Comentarista/Host):
Y si hablamos de indolencia y de sinvergüenza, ahí está el gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, quien se burló de Carlos Manso. Esta risa socarrona del gobernador dejó sin padre y sin esposo a una familia. "Presidente abatido". Y abatido. ¿Coordinación con el presente? No. ¿Cómo estarán las conciencias de algunos? No supieron o no quisieron escuchar a un hombre que les pidió lo más elemental: ayuda para combatir al crimen. Y me parece que esta vez de plano sí no hay argumento que valga, ¿no? No hicieron lo que tenían que hacer para proteger la vida de un hombre que pidió ayuda no una, muchísimas veces, y que no estaba haciendo politiquería. Simple y sencillamente quería garantizar la seguridad de Uruapan.
Por supuesto que ya comenzaron los reclamos populares. Ayer, miles de personas marchando en Michoacán, en Uruapan por supuesto, pero en otras partes de Michoacán, para manifestarse por este homicidio. La gente irrumpió en el Palacio de Gobierno del Estado. Ahí sí, ahí sí las autoridades actuaron con rapidez, reprimiendo a los manifestantes, que para eso sí sirven. En el funeral de Carlos Manso la gente sacó al gobernador y acusaron a Claudia Sheinbaum. La percepción es que por sus omisiones ambos tienen las manos manchadas de sangre.
Manifestación:
"¡Fuera! ¡Fuera! Asesina, asesina, asesina".
Adela Micha:
Con mucho retraso se manifestó la presidenta Sheinbaum, y es que fue apenas ayer por la mañana cuando condenó el asesinato de Carlos Manso. Expresó sus condolencias a su familia y a sus seres queridos, y como pues queriendo arreglar la crisis, convocó al gabinete de seguridad para apoyar en las labores de seguridad de Michoacán. Las acciones de la presidenta ya llegan tarde. Más que las condolencias, pues hubieran trabajado para que no lo mataran, caramba. La protección federal que se le brindó pues no sirvió para tenerlo con vida. Y el apoyo del gabinete de seguridad a Michoacán ya parece una mala broma a estas alturas.
¿De qué sirven o de qué valen ya las palabras? ¿De qué sirve condenar los hechos, abrir carpetas, responder preguntas en "La Mañanera"? Si de todas formas Carlos Manso fue asesinado por la incapacidad y la sordera del gobierno. En conferencia de prensa el secretario de seguridad, Omar García Harfuch, aseguró que el gobierno federal había desplegado un equipo para apoyar, un equipo de seguridad para cuidar y apoyar a Carlos Manso, y dijo que el problema había sido que había demasiada gente en el evento, [y que por eso falló] los dos vehículos. Ya no hay argumento que valga luego de este asesinato. Lo que cuentan pues son los resultados.
Omar García Harfuch (Secretario de Seguridad - Cita):
Quiero subrayar que Carlos Manso desde el mes de diciembre del 2024 contaba con protección asignada y en mayo de este año hubo un reforzamiento adicional. Su seguridad inmediata era proporcionada por personal de la policía municipal de su confianza, y la Guardia Nacional asignó 14 elementos para apoyarlos con la seguridad periférica, conforme a la petición del presidente municipal, además de dos vehículos oficiales para su resguardo. Repito: la Guardia Nacional asignó 14 elementos para la seguridad del presidente municipal. Mantenemos comunicación permanente con el gobierno del estado de Michoacán y hemos intensificado los esfuerzos coordinados para fortalecer la seguridad en Uruapan y en toda la región.
Adela Micha:
Y lo que más coraje da, lo que más nos duele, me duele, es que este crimen podía haberse prevenido. Todos sabíamos, todos, que la vida de Carlos Manso corría peligro. Todos sabíamos que era uno de los políticos que se estaba enfrentando a los criminales. Todos creímos que las autoridades harían lo necesario para cuidarlo, protegerlo, pero se nos olvidó que estábamos en México. Cómo me duele México y me duele la memoria de Carlos Manso. Pero no podemos bajar los brazos y dejar que su legado muera con él. Su vida fue la crónica quizá de una muerte anunciada, pero también la crónica de una lucha: se enfrentó a todos, a su propio miedo, a los criminales, a los gobernantes que muchas veces son lo mismo. Yo quiero creer que la voz de Carlos Manso, que tantas veces resonó aquí, resonó fuerte en estas paredes y en este micrófono desde el que ahora les hablo, va a seguir escuchándose y va a sonar más fuerte incluso que los siete balazos que acabaron con su vida. La presidenta no tuvo oídos para escucharlo, pero la gente sí. La gente escuchó su mensaje, y es muy claro: hay que ponerle fin a este México criminal sin importar el costo. Yo soy Adela Micha. #MetroNewsMx

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